Ciudad de México.- Son las 18 horas del 26 de septiembre. Faltan seis días para la marcha conmemorativa de la matanza estudiantil del 2 de octubre de 1968. Los estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos secuestran en Ayotzinapa dos camiones de la empresa Estrella de Oro para ir a Iguala, botear y conseguir recursos para la protesta conmemorativa.
Los normalistas llegan a Iguala a las 21 horas a bordo de los dos camiones Estrella de Oro. Ahí intentan secuestrar tres autobuses más de la empresa Costa Online. Uno de los choferes se resiste y queda herido.
El conductor del vehículo no fue el único agredido. Esa misma noche ocurrió otro ataque a un autolavado de Iguala; una persona más resultó lesionada.
Los movimientos de los estudiantes no pasan desapercibidos. Iguala es territorio de Guerreros Unidos, un cártel que pelea el territorio y ha formado una red criminal en varias alcaldías. Controlan policías municipales. Uno de sus socios es José Luis Abarca, alcalde de Iguala.
'Halcones' de Guerreros Unidos y policías municipales detectan los cuatro camiones de normalistas, los siguen y lo reportaron al Centro de Control de la Policía de Iguala.
David Hernández Cruz está a cargo del Centro de Control de la Policía de Iguala. Levanta el reporte y avisa al cuerpo de seguridad pública municipal estar atentos a los movimientos de los estudiantes.
Cuando los jóvenes llegan a Iguala hay un evento de la presidenta del DIF, María de los Ángeles Pineda, esposa del alcalde José Luis Abarca. Era un evento previo a su informe de actividades.
Funcionarios y policías temen que les saboteen la fiesta. En julio del año pasado un grupo de la Unión Popular Emiliano Zapata, entre ellos normalistas, atacaron la alcaldía. Tenían que actuar e impedir que estropearan la celebración.
Los policías de Iguala e integrantes del crimen organizado le avisan al alcalde. Hay normalistas en Iguala. Abarca contesta la llamada desde la fiesta de su esposa.
Identificado como "A5", Abarca ordena a la central policiaca interceptar a los estudiantes. Hay que pedir apoyo a la policía del municipio vecino: Cocula.
El centro se comunica por radio con los policías de Iguala. El "A5" ha ordenado enfrentar a los estudiantes.
Policías de Iguala y Cocula bloquean la carretera sobre la que circulan los vehículos de los estudiantes. Les impiden el avance. Ante la orden del "A5", un policía dispara su arma. El primer estudiante muere.
Los estudiantes corren, buscan refugio donde pueden. Un grupo escapa en un autobús. La policía de Iguala rastrea el vehículo.
En el desorden, la policía confunde el autobús en el que viajaba el equipo de futbol "Los Avispones de Chilpancingo" con el de los normalistas. Disparan. Un jugador muere. El chofer y el director técnico quedan heridos. El chofer murió en el hospital. Cuando se dan cuenta que es el camión equivocado, los dejan ir.
Más enfrentamientos. Otro normalista y una mujer que viaja en un taxi mueren.
Minutos después los policías localizan el autobús donde escaparon los estudiantes. Lo interceptan, bajan a los normalistas y se los llevaron a la Central de Policía de Iguala.
Policías de Iguala le entregan a los jóvenes a sus pares de Cocula. Se los llevan a un paraje en la frontera entre Cocula e Iguala. Una entrega más, ahora a los Guerreros Unidos.
Los obligan a subirse a una camioneta de redilas blanca. Los llevan por un camino de terracería que lleva a la localidad de Pueblo Viejo. Por ahí vive 'El Gil', lugarteniente de Sidronio Casarrubias, líder de Guerreros Unidos.
Mientras los estudiantes están secuestrados, 'El Gil' manda mensajes de texto al celular de su jefe. Los alborotadores son enviados de un cártel contrario, le dice.
Casarrubias da su visto bueno. Hay que "proteger el territorio".
Desde esa noche trágica 43 normalistas están desaparecidos.
Un día después aparece un muerto más. Julio César Mondagrón. Normalista. Desollado. Ya son seis muertos.
Por los parajes de 'El Gil', han aparecido nueve fosas. 30 cuerpos calcinados, hasta ahora sin identidad.
La conmemoración de la matanza de estudiantes en 1968 llevó a los normalistas a Iguala...
Milenio