Ciudad de México.- La modesta catedral de Santa María de la Asunción, en Chilpancingo, Guerrero, podrá no competir en dimensiones con los monumentales templos de otras ciudades, pero tiene un rasgo que no posee ninguna otra en el país: en su puerta principal aparecen motivos cívicos, no religiosos.
En la parte superior del pórtico, en lugar de algún santo o divinidad, está la imagen del líder insurgente José María Morelos y Pavón; en la parte inferior, en vez de una cita bíblica, aparece inscrito el numeral 15 de Los Sentimientos de la Nación, relativo a la eliminación de castas, que reza “(…) quedando todos iguales, y sólo distinguirá a un americano de otro el vicio y la virtud”.
Fue en este templo donde, hace 200 años (14 de septiembre de 1813), se proclamaron Los Sentimientos de la Nación, durante el segundo día de actividades del Primer Congreso de Anáhuac, convocado por el propio Morelos. Se trata de un documento que, pese a su brevedad (889 palabras, cinco mil 118 caracteres), es considerado como el primer boceto de la estructura legal, política y social del país, y el antecedente más remoto de la actual Constitución.
Hace dos siglos, Chilpancingo era una humilde villa de apenas dos mil habitantes, con escasa relevancia comercial, pero fue elevada a rango de ciudad (y, por tanto, convertida en primera capital de la América septentrional) con el objetivo de que se instalara aquí el Congreso de Anáhuac, el primer cuerpo de representación popular sin la tutela del gobierno español.
Luego entonces, la parroquia del pueblo se convirtió, de facto, en el primer Palacio Legislativo y escenario para la lectura del texto dictado por Morelos y pronunciado el 14 de septiembre de 1813, el cual señala que, “la América es libre e independiente de España”, que “la soberanía dimana inmediatamente del pueblo” y que “los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial estén divididos en los cuerpos compatibles para ejercerlos”.
Los Sentimientos de la Nación es un documento único, porque, si bien fue escrito hace 200 años, cualquiera que hoy lo lee le encuentra una gran vigencia”, afirma Ana Carolina Ibarra, investigadora del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM.
Y en efecto, los postulados del texto de Morelos abordan temas que son materia del debate legislativo contemporáneo, tales como topes a salarios de los servidores públicos (“la dotación de los vocales será una congrua suficiente y no superflua”), combate a la pobreza (que las leyes “moderen la opulencia y la indigencia”) y salario mínimo (“que se aumente el jornal del pobre”).
También toca asuntos como límites al accionar la fuerza pública (“que a cada uno se le guarden sus propiedades y respete en su casa como un asilo sagrado”), respeto a los derechos humanos (“que la esclavitud se proscriba para siempre” y “que en la nueva legislación no se admita la tortura”) y reforma fiscal (“que se quite la infinidad de tributos, pechos e imposiciones que más agobian”).
Festejo entre narcos y autodefensas
Guerrero celebra mañana los 200 años de Los Sentimientos de la Nación en un contexto de pobreza, rezago educativo, acoso de las bandas de narcotraficantes y, más recientemente, la convulsa aparición de grupos de autodefensa, situación que, a decir del diputado local Héctor Astudillo, presidente de la Comisión Especial para los Festejos del Bicentenario, distan mucho de los ideales de José María Morelos y Pavón.
"A dos siglos de distancia, yo me preguntaría: ¿Somos libres? ¿Ya no tenemos amenazas? Yo creo que sigue la presencia de fuerzas que limitan las libertades de los ciudadanos de este país. Ahora el enemigo ya no es España, sino la pobreza que sigue habiendo, sobre todo en los estados del sur”, afirma.
Sobre las ejecuciones y extorsiones a manos del crimen organizado, y los enfrentamientos entre Ejército y grupos de civiles armados, el legislador solicitó el apoyo de la Federación para atender a los pobladores que viven como refugiados en su propio territorio, y ante el surgimiento de tribunales alternos por parte de las autoridades comunitarias irregulares.
Al respecto, David Cienfuegos, catedrático de la Universidad Autónoma de Guerrero y coautor del libro Los Sentimientos de la Nación. Contexto histórico y trascendental, asegura que la principal aportación del documento es haber dado realce a un ideario de naturaleza social.
Los conceptos de soberanía popular y división de poderes son relevantes, sin duda, pero más importante para Morelos era resolver los problemas de los ciudadanos”, asegura el académico, quien destaca que pocas constituciones de aquel tiempo ponían énfasis en el bienestar socioeconómico de la población.
Cienfuegos Salgado sostiene que los 23 puntos del desplegado de Morelos, que representaron el primer rompimiento con el esquema jurídico y político del reino español, deben ser vistos como un recordatorio de lo que le falta a autoridades y ciudadanos del país, pues aún tenemos a la mitad de la población en pobreza, analfabetismo y desnutrición.
De acuerdo con el gobierno de Guerrero, dicho texto sentó las bases del trabajo de la memorable asamblea, las cuales darían como resultado el Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana, comúnmente llamado Constitución de Apatzingán, que fue sancionado el 22 de octubre de 1814.
Morelos pudo haber dictado a Andrés Quintana Roo
En torno a la redacción de Los Sentimientos de la Nación se han escrito varias versiones. Algunas afirman que José María Morelos y Pavón ya traía armado el texto antes de llegar a Chilpancingo, procedente de Acapulco, mientras que otras señalan que los dictó la noche previa en un arranque de inspiración.
José Fabián Ruiz, director del Museo Casa de Morelos, y Ricardo Infante Padilla, cronista de la ciudad de Chilpancingo, afirman que la más creíble es la segunda, pues hay evidencia de que le fueron dictados a Andrés Quintana Roo, uno de los integrantes del Congreso de Anáhuac.
Era la víspera de la instalación del Congreso. La estancia en la que estábamos era reducida y con un solo asiento; en una mesilla de palo, blanca, ardía un velón de sebo que daba una luz palpitante y cárdena”, relata Quintana Roo.
Morelos me dijo: ‘Siéntese usted y óigame, señor licenciado, porque necesidad de hablar tengo mañana y temo decir un despropósito; yo soy un ignorante y quiero decir lo que está en mi corazón; ponga cuidado, déjeme decirlo, y cuando acabe, me corrige para que sólo diga cosas con razón.’”
Y es aquí cuando tiene lugar el desfogue de Morelos. “Quiero que hagamos la declaración de que no hay otra nobleza que la virtud, el saber, el patriotismo y la caridad; que todos somos iguales, pues del mismo origen procedemos; que no hay abolengo ni privilegios, que no es razonable ni humano ni debido que haya esclavos, pues el color de la cara no cambia el del corazón ni el del pensamiento”.
Quintana Roo, quien cuenta que Morelos se paseaba con una chaqueta blanca y su pañuelo en la cabeza, describe al prócer ensimismado en su dictado. “Que se eduque a los niños del labrador y del barretero como a los del más rico hacendado y dueño de minas; que todo el que se queje con justicia tenga un tribunal que le escuche, le ampare y le defienda contra el fuerte y el autoritario”.
Al finalizar, el cura se dirigió a su colaborador y le preguntó: “Ahora qué dice usted”. Quintana Roo respondió: “Digo, señor, que Dios bendiga a usted, que no me haga caso ni quite palabra de lo dicho, que todo es admirable…”, según la versión publicada por Alfonso Teja y Zabre, en su libro Morelos.
De acuerdo con el gobierno de Guerrero, antes de Los Sentimientos de la Nación existieron dos documentos similares: los Elementos Constitucionales que han de fijar nuestra felicidad, de Ignacio López Rayón, y el Manifiesto y los Planes de Guerra y Paz, de José María Cos.
Excélsior
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