Ciudad de México.- El Sechium edule es una variedad de chayote endémica de México utilizada en la gastronomía nacional y para la alimentación de ganado. Ahora, científicos del IPN le encontraron otro beneficio:   contiene compuestos químicos con propiedades farmacológicas antitumorales y que serán probados contra los cánceres cérvico-uterino, mama y pulmón.

La planta que estudia el doctor Rafael Silva Torres de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB) del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y su equipo se cultiva en el cerro Los Montecillos, en Veracruz, “pero lo importante es que la capacidad antitumoral que tiene no se presenta en otros chayotes que se cultivan en el país ni en las especies de China, Estados Unidos, Rusia, Turquía, Rumania, Guatemala y Brasil”.

Al conocer estas características del fruto, añadió, “hacen del proyecto algo muy prometedor, porque estos primeros hallazgos son muy interesantes para el tratamiento de tumores cancerígenos”.

Por ejemplo, explicó el investigador, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) señala que el 13.8 por ciento de mujeres con más de 20 años de edad fallecieron en México por cáncer de mama en el año 2011; mientras que 10.4 por ciento de esta misma población murió por cáncer cervicouterino; asimismo, el 12.8 por ciento de los hombres mayores de 20 años de edad murieron de cáncer de bronquios o pulmón en ese mismo año.

ESTUDIO. Silva Torres trabaja en conjunto con la doctora Paula Figueroa Arredondo, de la Escuela Superior de Medicina (ESM)  y los alumnos de la Universidad Estatal del Valle de Ecatepec (Uneve), Iris Arleth y Raúl Rivera Padilla, quienes realizan su trabajo de tesis de licenciatura.

Los trabajos para identificar las propiedades antitumorales del chayote se realizaron en etapas. La primera fue dividir el fruto y mediante técnicas especiales se obtuvieron los compuestos orgánicos y metabolitos secundarios.

Con estos análisis se identificó que el chayote contiene alcaloides, trazas de flavonoides y de cumarinas, xantonas, flavonas, triterpenoides, además de minerales como el magnesio, selenio y zinc, carbohidratos y vitamina B1 y B2.

Al conocer el contenido químico, los investigadores realizaron un estudio denominado “cromatografía en capa fina”, una técnica analítica rápida y sencilla para determinar el grado de pureza de un compuesto y conocer su naturaleza y polaridad. Luego, separaron los compuestos con la técnica de “cromatografía en seco”.

Con estos pasos se identificó a los compuestos que tienen actividad citotóxica y fueron los candidatos para investigar sus propiedades antitumorales. Paula Figueroa explicó que los compuestos identificados se probarán en la Escuela Superior de Medicina usando líneas celulares debidamente certificadas.

“Realizaremos la evaluación en la línea celular HeLa —derivada de cáncer cervicouterino—, en la línea MFC-7 —proveniente de cáncer de mama— y con la línea celular A549, que deriva de carcinoma de pulmón”, añadió.

Tras hacer las pruebas, los compuestos serán llevados a la etapa clínica y después producir un medicamento para el tratamiento de estos tres tipos de cáncer.  Sobre esto, Silva Torres comentó que la importancia de identificar y concentrar los metabolitos secundarios con actividad antitumoral radica en que a partir de ello se generaría un producto farmacéutico y se podrá establecer la dosis clínica.

Indicó que es importante contribuir a revalorar la aportación nutricional de los alimentos y darles sustento científico para promover su consumo con base en los estudios que determinan su valor nutricional por lo que, aun cuando ya exista un producto biotecnológico basado en el chayote, especialmente diseñado para prevenir y tratar carcinomas, se incluya el consumo de este vegetal en la dieta por lo menos dos o tres veces a la semana.
cronica.com.mx
 
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