Santiago, Chile.- Los peritajes realizados a los restos de Pablo Neruda no arrojaron indicios de la intervención de terceros en su muerte, según las conclusiones oficiales del último informe entregado al juez Mario Carroza por expertos del Servicio Médico Legal y de la Universidad de Chile, además de las universidades de Murcia -en España- y North Carolina -Estados Unidos.
El abogado EduardoContreras dijo que subsisten las dudas, las aristas oscuras del caso y que perfectamente el cáncer del poeta pudo ser “acelerada”. Las osamentas fueron exhumadas el ocho de abril desde Isla Negra tras las declaraciones del chofer del premio Nobel de Literatura que abrieron la investigación penal ante la posibilidad de que éste hubiera sido asesinado.
El director del Servicio Médico Legal, Patricio Bustos, sostuvo que el informe con las conclusiones no arroja evidencia de agentes químicos relevantes y no existe evidencia forense para imputar a terceros la muerte del poeta. Junto a ello, los análisis toxicológicos solo evidenciaron el empleo de productos para el tratamiento del cáncer de próstata que afectaba a Neruda.
Los nuevos peritajes se gatillaron a raíz de las declaraciones de Manuel Araya, antiguo chofer de Neruda, quien aseguró que aún mientras estaba en Isla Negra junto a la esposa del poeta, Matilde Urrutia, el vate los llamó por teléfono, diciendo que un médico lo inyectó en el estómago.
Son hechos ocurridos en octubre de 1973, cuando Nerruda falleció en la clínica Santa María de la capital. Además, el SML confirmó tácitamente que la causa del fallecimiento fue un cáncer.
El director del servicio, Patricio Bustos, dio a conocer este viernes las conclusiones a que llegó el panel de peritos nacionales y extranjeros que durante esta semana revisó los resultados de los análisis encargados a universidades de España y Estados Unidos.
En otro caso, Carroza sometió a proceso al teniente coronel de Ejército en retiro, David Reyes Farías, por la bárbara ejecución del mayor Mario Lavanderos Lataste, también oficial de la institución, ocurrida el 18 de octubre de 1973.
De acuerdo a los antecedentes de la investigación, el mayor Lavanderos, tras el 11 de septiembre de 1973, cumplió labores en la sección Extranjería del campo de prisioneros, turtira y muerte del Estadio Nacional, donde el 16 de octubre liberó a 55 ciudadanos uruguayos y 13 bolivianos, entregándolos al embajador de Suecia, como refugiados.
“Al día siguiente, en horas de la noche, el mayor llega a la Academia de Guerra del Ejército, lugar donde habitaba, y se dirige al casino de oficiales, donde se encuentra con el teniente coronel David Reyes Farías, con quien se queda conversando hasta la madrugada del día siguiente, oportunidad en que se ya se habían retirado todos los oficiales y solamente quedaba un asistente, quien fue el último en retirarse, no sin antes darse cuenta que los oficiales mantenían una discusión. Pasados unos minutos y encontrándose a solas ambos oficiales, Reyes Farías procede con su arma de servicio a descargarle un disparo a Mario Lavanderos, con el cañón apoyado sobre el lado izquierdo del labio superior”, señala el fallo.
De acuerdo con lo señalado en el Informe Rettig, Mario Luis Iván Lavanderos Lataste, de 37 años a la fecha de su fallecimiento, el 18 de octubre de 1973, soltero, murió ese día a las 3:15 horas, en el Hospital Militar, por herida de bala facio craneana, como acredita el certificado médico de defunción otorgado por el Instituto Médico Legal.
El protocolo de autopsia, concluyó que "el disparo fue hecho con el cañón apoyado sobre el lado izquierdo del labio superior, con una trayectoria que va hacia atrás y arriba, con ligera desviación de izquierda a derecha".
De acuerdo con antecedentes del proceso que se inició por su muerte en la Justicia Militar, y antecedentes reunidos en la Investigación Sumaria Administrativa del Ejército, Mario Lavanderos murió por el disparo de un arma de fuego que pertenecía a otro oficial de alta graduación, mientras ambos se encontraban al interior del Casino de Oficiales de la Academia de Guerra.
La Jornada