Ciudad de México.- Édgar N, conocido como El Ponchis, quien al ser detenido por militares en diciembre de 2010 reconoció que decapitó a cuatro hombres y lesionó a otros más, fue liberado la madrugada de este martes y repatriado a Estados Unidos, siete días antes de que cumpliera su condena de tres años de prisión.
Tras salir del Centro de Ejecución de Medidas Cautelares para Adolescentes, en Morelos, donde estuvo tres años internado, elementos de la Policía Federal lo custodiaron –entre fuertes medidas de seguridad– hasta el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, de donde partió a las 10:55 horas en el vuelo 632 de Aeroméxico, con destino a a San Antonio, Texas, adonde fue repatriado, pues se comprobó que tiene la nacionalidad estadunidense.
Mientras estuvo en la terminal aérea, el menor de edad fue resguardado por policías federales, elementos de la Procuraduría General de la República y del Instituto Nacional de Migración (INM).
Durante el vuelo a Texas fue acompañado por dos oficiales de protección a la infancia del INM, y ya en territorio estadunidense fue entregado a la organización civil dedicada al cuidado de los menores Outcry in the Barrio, que se hará cargo de su custodia y manutención, y a elementos de la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza, precisaron fuentes de la Secretaría de Gobernación.
Funcionarios del Consejo de la Judicatura Federal explicaron que la liberación de El Ponchis se realizó en cumplimiento a lo que establece la legislación penal federal y estatal en materia de adolescentes, que fija un tope máximo de tres años para los delincuentes sentenciados culpables que sean menores de 18 años y mayores de 14.
De acuerdo con registros de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), entre julio de 2012 y marzo de 2013, dentro del combate a la delincuencia organizada, el Ejército Mexicano detuvo en flagrancia a 473 menores, 61 de ellos mujeres.
El Ponchis estuvo tres años detenido en Morelos, tiempo al que fue sentenciado tras haber sido declarado culpable de diversos cargos de homicidio calificado, delincuencia organizada y posesión de drogas. Se le encontró responsable de decapitar y colgar a cuatro hombres en un puente de Cuernavaca, en 2010, así como de diversas actividades ligadas al crimen organizado.
Fue detenido el 2 de diciembre de 2010, cuando tenía 14 años, por elementos de la 24 Zona Militar en el aeropuerto Mariano Matamoros de Cuernavaca, cuando se encontraba en compañía de sus hermanas y pretendían abordar un vuelo con destino a Tijuana, Baja California. Ese día confesó ante cámaras y micrófonos de la Sedena que decapitó a cuatro hombres.
El menor se incorporó a las actividades criminales a los 11 años de edad, cuando, tras quedar huérfano, formó parte del cártel del Pacífico Sur, célula del cártel de los hermanos Beltrán Leyva que opera en Morelos, Guerrero y Oaxaca.
Este adolescente nació el cinco de julio de 1996 en Estados Unidos, y aún no alcanza la mayoría de edad ni en México ni en su país de origen, donde legalmente se reconoce ésta a los 18 y 21 años, respectivamente.
Según las declaraciones del secretario de Gobierno de Morelos, Jorge Messeguer Guillén, la juez responsable de su caso decidió que saliera una semana antes para evitar el show mediático.
Entrevistado vía telefónica en una radiodifusora local, el funcionario estatal reconoció que su salida era el 3 de diciembre, pero que a petición de la juez del Tribunal Unitario de Justicia para Adolescentes y de una tía del menor se adelantó la salida una semana.
El menor de edad, según Messeguer, fue el que pidió ser repatriado a Estados Unidos, donde nació y donde vivirá con sus familiares.
“La juez de la ejecutoria tiene la facultad de poder adelantar la salida de cualquier interno; en este caso la petición se hizo para evitar un show mediático, además de que la seguridad de El Ponchis estaba en peligro”, dijo el funcionario estatal.
Sin precisar qué tipo de peligro corría el menor, el funcionario subrayó, que se decidió hacer el operativo durante la madrugada y en completo sigilo. El traslado comenzó a la una de la madrugada.
La Jornada