Washington.- Científicos estadunidenses descubrieron un segundo código genético en el ADN, que sugiere que el organismo maneja dos idiomas diferentes, lo que puede tener importantes implicaciones en relación con las enfermedades relacionadas con mutaciones, reveló un estudio que aparece en la edición de hoy de la revista Science.

El código genético recién descubierto en el ácido desoxirribonucleico (ADN) o material hereditario que existe en casi todas las células del cuerpo está escrito justo encima del código que los científicos ya habían descifrado.

Desde que el primer código fue desentrañado en los años 1960, los científicos pensaban que el ADN contenía solo la información necesaria para la producción de proteínas en el organismo; sin embargo, “ahora sabemos que en este supuesto básico acerca de la lectura del genoma humano se perdió la mitad de la película”, comentó John Stamatoyannopoulos, coautor de la investigación. 

De hecho, según la publicación en Science, el genoma utiliza el código genético para escribir dos lenguajes distintos al mismo tiempo: uno permite fabricar las proteínas y el otro que le da instrucciones a las células para determinar el control de los diferentes genes.

“Estos nuevos resultados destacan que el ADN es un increíblemente poderoso dispositivo de almacenamiento de información, lo que la naturaleza ha explotado plenamente de maneras inesperadas”, detalló Stamatoyannopoulos en un comunicado de prensa de la Universidad de Washington, a la que está adscrito como investigador.

Este hallazgo puede tener gran impacto sobre la manera en la que los médicos utilizan los genomas de los pacientes para interpretar, diagnosticar y tratar los padecimientos, dijeron los investigadores.

El descubrimiento significa que los cambios de ADN, o las mutaciones que vienen con la edad o en respuesta a los virus, pueden estar haciendo más de lo que los científicos pensaban anteriormente.

“El hecho de que el código genético pueda escribir simultáneamente dos tipos de información significa que muchos cambios en el ADN, que parecen alterar las secuencias de proteínas, pueden en realidad llegar a provocar enfermedades perturbando los programas de control de los genes e incluso la producción de proteínas al mismo tiempo”, comentó Stamatoyannopoulos.

DOS IDIOMAS, UN ALFABETO

El código genético utiliza un alfabeto de 64 letras llamado codones, pero el equipo de científicos de la Universidad de Washington detectó que algunos codones, a los que llamaron duons, pueden implicar dos significados, uno relacionado con la secuenciación de las proteínas como ya se sabía, y el nuevo que se relaciona con el control de los genes. 

Estos dos significados parecen haber evolucionado en concierto entre sí. Las instrucciones de control de genes parecen ayudar a estabilizar ciertas características beneficiosas de las proteínas y cómo se hacen.

No obstante, en los padecimientos que están relacionados con las mutaciones genéticas, es posible que los duons en realidad lleguen a provocar la enfermedad perturbando los programas que controlan las expresiones genéticas, e incluso en algunos casos la producción de proteínas al mismo tiempo.

El descubrimiento de los duons tiene importantes implicaciones a futuro para replantear la manera en que los especialistas interpretan el genoma de un paciente, lo que también puede abrir nuevas puertas para el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades relacionadas con las alteraciones en el ADN.

Esta investigación se llevó a cabo en el marco del proyecto internacional titulado enciclopedia de elementos funcionales del genoma humano, conocido como ENCODE y financiado por el Instituto estadunidense de Investigación del Genoma.

El proyecto ENCODE tiene como objetivo descubrir dónde y cómo los códigos de funciones biológicas se almacenan en el genoma.

NATURE RESPONDE A NOBEL DE MEDICINA 2013 / EFE

-La revista británica Nature se ha defendido de las críticas de Randy Schekman, uno de los tres ganadores del premio Nobel de Medicina 2013, al asegurar que la publicación selecciona los estudios que divulga “con base en su relevancia científica” y no en su impacto mediático.

El biólogo celular declaró el 10 de diciembre un boicot contra esa revista y a las estadunidenses Cell y Science, a las que no volverá a enviar más investigaciones de su laboratorio por considerar que distorsionan el proceso científico y representan una “tiranía”.

El investigador estadunidense consideró entonces que la presión para publicar en esas prestigiosas revistas “de lujo” alienta a los científicos a perseguir campos “de moda”, en lugar de realizar trabajos de más relevancia.

En un artículo publicado el martes pasado en el diario The Guardian, Schekman afirma que “al igual que Wall Street, tiene que desligarse de la cultura de las primas, la ciencia debe romper con la tiranía de las publicaciones prestigiosas”.

En respuesta, el director de Nature, Philip Campbell, dijo que trabaja con la comunidad científica desde hace más de 140 años y que el apoyo recibido por parte de los autores de investigaciones y críticos valida su labor.

Campbell reconoció que “la comunidad científica tiende a una sobredependencia al valorar las investigaciones por la publicación en la que aparecen o por el factor impacto de esa revista”.
Milenio
 
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