Ciudad de México.- (Por Carlos Puig) Hace algunos años que Manuel Clouthier y después Vicente Fox le inyectaron al Partido Acción Nacional una muy necesaria vocación por el triunfo electoral, por la victoria. Por entender que para un partido político lo primero es ganar, para desde ahí gobernar. Felipe Calderón también aprendió y ejerció esa vocación en su muy desigual competencia interna y después en la que se hizo Presidente.
Ayer en el programa radiofónico de Ciro Gómez Leyva, el Gabinete de Comunicación Estratégica presentó una encuesta que coincide con otras que de manera privada han circulado durante las últimas semanas y que dice que “Josefina Vázquez Mota ocupa el primer lugar (45.1%) en las preferencias de los panistas para ser la próxima dirigente de este instituto político, el segundo lugar en preferencias lo ocupa Ernesto Cordero, con 23.9%; en tercer sitio está el actual dirigente del blanquiazul, Gustavo Madero, con 11.l7%, seguido por Juan Manuel Oliva (6.2%); Juan Carlos Romero (2.9%) y José Luis Luege (1.8%)”.
Más claro, ni el agua.
Pero Josefina sigue deshojando la margarita. Ausente de la vida política nacional, perdiendo espacios que hoy ya parecen irrecuperables. Y tampoco parece que vaya a aventar su peso detrás de alguno de los candidatos. Si la ex candidata está esperando llegar por aclamación; se quedará esperando. La duda podría ser interpretada como desprecio.
Ernesto Cordero ha elegido el camino de la bronca, la denuncia, el todo o nada. Puede ganar, lo que no tengo claro es qué quedará del partido. Creo que Cordero podría releer a Juan Ignacio Zavala: “Considero que el calderonismo acabó el 1 de diciembre de 2012. Y lo creo por varias razones, una de ellas porque no hay otro reto que, como grupo, podamos enfrentar con el mismo ahínco, unidad y disposición con las que se alcanzaron los anteriores. Además, porque ya no somos los que éramos —en todos sentidos—, el poder desgasta todo, también las relaciones. Considero que la política es, entre otras cosas, un asunto de plazos, de años. Pero hay quienes, legítimamente, tienen prisa”.
En ese panorama, lo más probable es que se reelija Gustavo Madero. Cuestionado, rodeado de acusaciones de corruptelas hacia sus más cercanos, peleado con los corderistas y sus mejores senadores. El 2015 parece complicado.
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