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México, D.F.- Seguramente la conoces: esa persona que come todo lo que quiere, que jamás ha pisado un gimnasio y que aun así conserva una figura delgada. Antes de maldecirla y ofrecer todas tus posesiones a cambio de tener un metabolismo parecido, sigue leyendo, porque estos cuerpos envidiables, como de revista, pueden ocultar letales depósitos de grasa.

La percepción de que el peso y la apariencia son indicadores de una buena salud es errónea y peligrosa. En un artículo publicado por la revista TIME, el doctor Daniel Neides señala que se ha vuelto aceptable, e incluso deseable, ser skinny fat, como se les llama coloquialmente a las personas esbeltas que tienen poca masa muscular. El término médico es Metabólicamente Obeso con Peso Normal (MOPN).

“Los veo todo el tiempo. Por fuera lucen increíblemente sanos, pero por dentro son un desastre”, declara el director del Instituto del Bienestar de la Clínica Cleveland.

La salud de estas personas puede llegar a ser tan vulnerable, que “es mejor ser gordo y atlético, que delgado y sin condición”, señala el doctor Mark Hyman en un artículo de The Huffington Post. Y la razón es que el cuerpo puede almacenar varios tipos de grasa.

Hay de grasas a grasas

En el X Congreso de Obesidad y Trastornos Alimentarios realizado en Mar de la Plata en el 2010, el doctor Gustavo Lobato, nutriólogo de la Universidad de Buenos Aires (UBA), indicó que las personas obesas pero metabólicamente sanas “tienen poca grasa visceral porque tienen buena cantidad de tejido celular subcutáneo”, o grasa visible.

En cambio, quienes son Metabólicamente Obesos con Peso Normal presentan un exceso de grasa visceral que envuelve el corazón, el hígado, los riñones, el páncreas y los espacios intramusculares, pero no es perceptible a simple vista. En esta clasificación entran los flacos con “pancita”.

¿Qué factores influyen en el comportamiento de la grasa? El doctor Alex Valenzuela, presidente de la Sociedad Chilena de la Obesidad, explica que las causas varían, y van desde la genética y el estrés, hasta el sedentarismo, que “condiciona la distribución del tejido graso hacia lo más profundo”.

También afectan el consumo de algunos tipos de carbohidratos y la consecuente producción de insulina, porque esto propicia la aparición de grasa visceral, así como cambios metabólicos que provocan inflamación y pérdida muscular.

A su vez, este tejido adiposo favorece la resistencia a la insulina, sustancia que regula los niveles de azúcar en la sangre. La presencia de grasa visceral crea la condición ideal para desarrollar la diabetes, sin importar la talla y el peso.   

El alto porcentaje de grasa visceral puede tener efectos tan graves, que los adultos de peso normal —en función de su altura y complexión— diagnosticados con diabetes tienen alrededor de 50 por ciento más riesgo de morir por enfermedades cardiovasculares que los pacientes con sobrepeso, de acuerdo a una investigación realizada en el 2012 por el Departamento de Medicina Preventiva de la Universidad Northwestern.

Además, un estudio publicado ese mismo año por la revista científica Journal of the American Academy of Pediatrics demostró que 61 por ciento de los adolescentes de peso normal incluidos en una investigación padecía por lo menos una enfermedad relacionada con el alto nivel de grasa en el cuerpo: hipertensión, prediabetes o colesterol alto. En el caso de los jóvenes con sobrepeso y obesidad, las cifras eran menores, 37 y 49 por ciento, respectivamente.

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores del Centro de Prevención y Control de Enfermedades de Atlanta observaron a 3 mil 383 adolescentes de distintos grupos de peso, entre 1999 y 2008.

“Estos hechos son alarmantes porque quienes pensamos que estamos fuera de peligro por ser delgados, necesitamos estar pendientes de nuestra salud”, subraya el doctor Mark Hyman. “Puedes estar flaco y enfermo, con un metabolismo obeso, y al final esto puede ser más peligroso”.

Poco popular, pero efectivo

Para reducir la cantidad de grasa visceral y evitar las enfermedades que provoca, se deben seguir dos pasos. Y aunque no sea lo que quieres escuchar, el primer cambio involucra tu alimentación; el segundo es hacer ejercicio.

Incluir en tu dieta proteína animal magra (pollo, huevos o pescado), semillas, vegetales y frutas en abundancia, y preferir las harinas integrales a las blancas, además de evitar los alimentos procesados, son hábitos que ayudan a regular el nivel de azúcar en la sangre y, por lo tanto, disminuye el riesgo de padecer diabetes.

También es necesario reducir el consumo de refrescos, jugos procesados y alcohol, que son una fuente importante, y por lo general ignorada, de calorías y azúcar.

Además, debes incrementar la cantidad de proteína en cada comida, especialmente en el desayuno. Aunque adores los hot cakes y los muffins, comenzar el día con proteína animal o vegetal te permite controlar el deseo de comer y acelerar tu metabolismo. Los ácidos grasos omega 3, que se encuentran en las sardinas y el salmón, entre otros alimentos, son fundamentales para controlar el colesterol.

Pero todos estos cambios en tu dieta no tendrán efecto si no haces ejercicio. Y no cualquier ejercicio.  Aunque el entrenamiento cardiovascular es esencial, para controlar la grasa visceral es necesario fortalecer los músculos.

“El entrenamiento de fuerza ofrece muchos beneficios, incluyendo el control de los niveles de glucosa, tener un tejido cardiaco sano, mantener el peso, lograr mayor densidad ósea, alivio de la artritis…”, afirma Franci Cohen, entrenadora y nutrióloga neoyorquina. “No digo que tengas que convertirte en físicoculturista, pero levantar pesas ligeras y hacer muchas repeticiones puede darte los beneficios que necesitas sin adquirir una apariencia tosca”. (Reporte Índigo)

¿Eres skinny fat?

- Tener Metabolismo Obeso con Peso Normal es, en parte, cuestión del estilo de vida, pero también hay factores genéticos que influyen.

- Si sospechas que podrías ser skinny fat, hay algunos criterios que considerar y pruebas que puedes realizar para estar seguro. Tal como historial familiar, alimentación y condición física. Acude a tu médico para hacerte estudios de glucosa en la sangre, triglicéridos, colesterol, presión sanguínea.

- Además del  porcentaje de grasa corporal, que se mide con básculas o medidores especiales que puedes conseguir en tiendas especializadas a precios asequibles.
Agencias

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