Ciudad de México.- Erika Guzmán, estudiante universitaria, interpuso una queja ante la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH), contra autoridades estatales de procuración de justicia, por negarse a atenderla e investigar una denuncia contra la empresa Walmart, a la que acusa de haberla insultado y humillada, luego de que la responsabilizaron del robo de un lápiz labial.
La queja contra la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) fue consignada en el expediente CEDH/0443/2014, suscrita por el director general de quejas del órgano defensor de derechos humanos, Amadeo Nango Lara.
Asimismo, por instrucciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), el caso ya es documentado y observado por la visitaduría adjunta en Chiapas de este órgano, a cargo de Dulce María Culebro Velasco.
Erika Guzmán acusó que el pasado lunes acudió a la tienda Walmart ubicada en el bulevar Belisario Domínguez, en compañía de su madre a comprar tintes para el cabello.
Relató que en el área de productos de belleza sacó su labial para pintarse frente al espejo de
los aparadores, mientras que su madre hizo lo mismo con un labial de muestra.
Pero una vez en la caja registradora fue requerida por un agente de la policía preventiva de la empresa identificado como Alexis, quien le advirtió que no podía retirarse en tanto no pagara el labial que presuntamente había tomado de los mostradores.
En ese momento cuando el empleado la acusó de "ratera" y le exigió que acudiera a una de las áreas privadas para que fuera revisada.
"Le reclamé que no había tomado nada y que me llevara al sitio donde según él me había apoderado del lápiz labial", detalló.
Erika dijo que enseguida fue llevada ante la gerente de la tienda, identificada sólo como Eunice, quien no le permitió que explicara ni argumentara nada de la acusación en su contra y se concretó a ordenar a Alexis: "tú procede, si ambas son rateras que se las lleve la policía".
Ya dentro del cuarto de revisión una empleada le pidió que se quitara la blusa y la auscultó ante la presencia de una mujer y un hombre, empleados de la tienda. Luego la gerente Eunice "me corrió y me dijo que no quería volver a verme en su tienda", señaló.
Erika indicó que ante las circunstancias y el temor, su madre "pagó un lápiz labial que nunca se nos encontró, y que se lo cobraron a precio doble por abusiva y ratera".
Ese día, la madre la agraviada cumplía años y acudió a comprarle un tinte para el cabello como regalo, así como también para preparativos del Día de las Madres.
El Universal
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