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**Y de pronto la Sierra se llenó de decenas de uniformados, otros de traje con chícharo a la oreja, todos cuidando la integridad del Presidente y su comitiva, que eligieron a Guachochi para arrancar el mes de la Cruzada contra el hambre, que a decir del mismo Enrique Peña Nieto, se hace “año con año”,  aun cuando apenas este enero cumplió su primer año. Ahí se ofrecieron al gusto los datos de cuántos beneficiados, cuántas familias sin hambre, cuántos millones de pesos invertido en ello. Sin embargo, dicen los que saben que hace una semana los de Sedesol andaban corre y corre buscando enlistar a medio mundo allá en Guachochi, hasta a gente que no vive ahí ni es indígena, el chiste era engrosar la lista de beneficiarios para que el Presidente se luciera al decir que gracias a la cruzada más de tres millones de personas hacen ahora sus tres comidas al día. Lo que no dijo Peña Nieto es con qué lo hacen, sobre todo luego de los reclamos que no sólo chatarra sino hasta comida echada a perder se incluye en los apoyos de la tan llevada y traída cruzada.

**Irónicamente, mientras Peña Nieto hablaba sobre las bondades del programa ante rarámuris, funcionarios y gobernador, alrededor de 50 gobernadores indígenas viajaban en un camión rumbo al Distrito Federal diciéndose ignorados por las autoridades y buscando reunirse con gente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Tribunal Agrario, pidiendo, vaya cosa, exigir justicia y apoyos contra el hambre. Y es que no pocos rarámuris han señalado que a sus comunidades no ha llegado la ya famosa Cruzada contra el hambre, por lo que esta que ha sido llamada como “La caravana por la justicia en la Sierra Tarahumara”, estará en la Ciudad de México del dos al seis de junio, buscando entablar una mesa de diálogo sobre temas como las violaciones sistemáticas a los derechos al territorio ancestral, la consulta y el consentimiento previo libre e informado, además de aquellos derivados de la contaminación de manantiales y la violencia, que han sido denunciados desde hace tiempo sin encontrar respuesta hasta ahora. Pero dicen que basta darse una vuelta por los predios de los que manejan la Coordinadora de la Tarahumara, por ejemplo, para que vea las cabañotas de lujo que tienen, y también una vuelta al hospital de Guachochi que ni siquiera tiene lo básico.

**Quienes estuvieron allá en Guachochi durante el evento con el Presidente, dicen que éste prácticamente ignoró en todo momento al mandatario estatal, quien intentó en vano amarrar una visita más de Peña Nieto a Chihuahua y nada más no hubo respuesta; además de que al saludar a la gente el gobernador se quiso acoplar para la famosa selfie y Peña Nieto lo ignoró. 

**Y otra que ignoró a los suyos y se puso Barbie fue la delegada de Semarnat, ya que mientras su personal incluso su propia hermana, viajaron por tierra, ella se fue al evento en avioneta, quizá argumentando que está embarazada y quizá también por ello, olvidó acreditar a sus acompañantes y se quedaron arrumbados como muebles viejos. 

**Ridículos se vieron los chavos del Frente Juvenil Revolucionario quienes claro, buscando llamar la atención desde antes de la llegada del Presidente estuvieron haciendo ruido y cantando hasta el Corrido de Chihuahua. El colmo fue que cuando llegó Peña Nieto comenzaron a gritarle “chabochi, chabochi”, que quién sabe si sepan qué significa.

**Otros ignorados fueron representantes de la Secretaria de Desarrollo Social ya que cuando su titular Rosario Robles tomó el micrófono para aventarse su discurso, el personal quiso echarle porras, y ¡oh sorpresa! nadie les hizo caso y al contrario, todos se rieron de ellos porque eran sólo como cinco personas, y ya se sabe que golondrina no hace verano. Así las cosas.

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