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Chihuahua, Chih.- Dicen con toda razón los ancianos y los ingenieros civiles, los especialistas en Hidráulica, que el agua tiene memoria. Esto es especialmente cierto en la ciudad de Chihuahua, donde, además de que no hay un sistema de drenaje pluvial, los desarrolladores urbanos ignoraron a la Naturaleza y simplemente taparon los arroyos naturales.

Hicieron calles sobre los cauces, como si nada fuera a suceder.

El pago por esa grave omisión histórica son las frecuentes inundadaciones que se padecen en las diferentes etapas del Infonavit en el Norte de la ciudad, en la calle Juan Escutia y esa zona enorme de desarrollos habitacionales.

En San Felipe también, en Las Granjas, la Burocrática, Santa Rosa, la Panamericana y en muchas colonias donde el desarrollo urbano tapó los arroyos naturales, las calles se convirtieron en ríos.

En por lo menos 15 arroyos y muchos de sus afluentes, hoy existen taponamientos, obstrucciones, casas y calles encima, y una infinidad de problemas que ponen en riesgo la seguridad de las personas, las viviendas y las vialidades. Tal es la conclusión de un estudio hidrológico que realizó la Unidad Técnica de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

La ciudad de Chihuahua carece de una infraestructura hidráulica adecuada, producto de la falta de planeación urbana, es lo que se desprende del estudio, y esta situación es válida tanto para el norte como para el sur.

En el sur, el arroyo Ranchería, que atraviesa la colonia Villa Juárez por las calles porque no tiene cauce, es un ejemplo de lo que no se debe hacer. Es que esta corriente ha provocado la inundación de viviendas el año pasado, y hasta la fecha no ha canalizado.

Al norte, uno de los peores ejemplos de como no se debe obstruir un cauce natural, es el arroyo Los Aros, que pasa por la Coca Cola y entra a la colonia Juan Güereca, donde se dispersa en las calles. Los Aros, que es afluente del Río Sacramento, reaparece más adelante, a la altura de un extenso baldío, vuelve a borrarse y a circular por entre los pies de la gente en Los Portales y Sahuaros, para reaparecer de nuevo en las inmediaciones de su destino, el Sacramento.

El Picacho es un arroyo que discurre canalizado, sin problema, por el nuevo campus de la UACh, y pasa por la Comandancia Norte, pero de ahí hasta el Sacramento, que es donde descarga sus aguas, tiene un curso muy irregular, y en algunos tramos pierde el cauce y se desparrama entre las calles.

EL ARROYO DE LA TROMBA
Otro problema se da en el arroyo Magallanes, una de las víctimas de la "modernidad" y que desapareció en su origen, pero que actualmente nace del escurrimiento de vanas vialidades inundadas. El Magallanes vuelve a tener cauce a partir de la avenida Tecnológico y Pascual Orozco, y escurre hacia el oriente hasta el Río Sacramento.

El arroyo El Mimbre, que en su cauce alto, en el noroeste de la ciudad, es muy ancho y fue revestido hace pocos años, se reduce a tres metros al entrar a la colonia Villa. El Mimbre se desborda e inunda la intersección de las calles Paracaidistas y Carmen Serdán, donde se desparrama en un tramo y corre por la calle de tierra. Es el mismo arroyo cuyas aguas inundaron las calles de la Villa, llevándose casas, piedras, automóviles, muebles y cadáveres aquel 22 de septiembre de 1990, durante la tromba de triste memoria.

Otro foco rojo de inseguridad es el arroyo El Saucito, que nace al poniente y que pierde su cauce en González Cossío y Juan Escutia, colonia Lagos. Este es un afluente de El Mimbre y cuenta con bocas de tormenta en los tramos en que sí tiene cauce. Se sabe que el Municipio lo quiere canalizar.

Los arroyos La Galera I y II, que en su paso por la colonia Granjas esparcen destrucción y peligros cada temporada de lluvias, ya que a pesar de que se les ha dado mantenimiento, en muchos tramos su cauce está tapado con tierra, piedras, basura y escombros.

LA CANTERA
La Cantera, que es un ejemplo de buena canalización para un arroyo urbano, tiene un problema aguas arriba del Periférico de la Juventud, donde se le labraron unos taludes casi verticales que, en caso de derrumbe, puede tapar la corriente. La Cantera es afluente del Chuvíscar.

Muy especial es el caso del arroyo llamado De la Plaza de Toros, que sufre un taponamiento en su cruce con el Periférico de la Juventud y Haciendas del Valle, donde un grupo de locales comerciales y lotes en venta invadieron su cauce y mantienen estructuras sobre la reducida bóveda de su canal. El Plaza de Toros carece de cauce en varios tramos, como en la intersección de avenida Mirador y Lousiana, donde corre por el pavimento de esta última.

Al sur, el arroyo El Barro, que atraviesa entre otras, las colonias Los Pinos, Margarita Maza de Juárez y Cuauhtémoc, es otro foco rojo, porque tiene tramos en que se va por las calles, y sufre además de varias interrupciones. Pasa por la colonia Campesina, por patios donde lo han taponado.

EL MALVINAS
Igual que El Barro es la suerte del arroyo Las Malvinas, que corre por las colonias Alfredo Chávez, Martín López y Las Malvinas, de la cual toma su nombre.

La Canoa, también al sur, ha sufrido varias reducciones de su canal natural, sobre todo en su parte alta. Este es el arroyo que va a descargar hacia el norte en el Chuvíscar, a la altura del Auditorio Municipal, donde pasa subterráneo.

Arroyo modelo por su canalización y por las numerosas obras de infraestructura urbana que lo embellecen en sus riberas, El Chamizal sin embargo, tiene problemas en su parte alta, antes de su cruce por la avenida 20 de Noviembre

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