Chihuahua.- Citó a una rueda de prensa para este lunes a las 11:00 horas. Daría a conocer varias irregularidades que dijo, suceden al interior de la Policía Estatal Única. No pudo. No como lo quería. Dos horas antes fue prácticamente "levantado" con lujo de violencia por cinco agentes de la misma Policía. El agente investigador Leonardo Joaquín Calzada Contreras sufrió en carne propia la labor de quienes al parecer eran sus compañeros.

Luego de convocar a una rueda de prensa este lunes para hablar sobre varias quejas que han circulado en mensajes y correos electrónicos desde hace días, el agente se apostó en la Cruz de Clavos desde hora temprana, para esperar a los medios de comunicación y organizaciones de derechos humanos a fin de ser respaldado en sus dichos, pero no esperaba que fuera a ser detenido y subido a una camioneta pick up, tras un forcejeo en el que también participó su hijo Fernando Calzada Bustillos, al intentar detener el arresto.

Con su uniforme de policía, un megáfono y varios diplomas y reconocimientos que colocó en la Plaza Hidalgo como prueba de su trabajo, el agente señaló que tras haber realizado investigaciones en casos emblemáticos como el asesinato de Benjamín LeBarón y el matrimonio Solorio Solís, hoy "me tienen parado doce horas al sol en lo que llaman castigo, no me dejan protegerme ni de la lluvia".

Quejas como que los mismos agentes tienen que comprarse su uniforme y luego se les cobra ese mismo importe, eran lanzadas a través del parlante, hasta que llegaron los agentes para llevárselo; pero tuvieron que ser necesarios cinco agentes para poder someterlo, mientras otro le arrebataba con fuerza el megáfono y su hijo se le colocaba encima para impedir la detención, que de tratarse de cualquier otra persona podría calificarse como ilegal: sin flagrancia, sin orden de aprehensión, con violencia y al parecer sin más motivo que evitar la libre manifestación.

"No sea cabrones, si a ustedes también les pasa lo mismo”, se le escuchó decir en medio del forcejeo, mientras los agentes, sin responder a dónde sería trasladado ni menos su identidad, sólo justificaron “es trabajo, comandante”.



 
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