Como ya hemos visto, en México la realidad supera por mucho a la ficción y en política parece que aún no lo hemos visto todo.
Javier Corral Jurado arremetió esta vez contra Gustavo Madero luego de que este último pidiera licencia como dirigente nacional de su partido, el PAN de Gómez Morín, para estar en posibilidades de imponerse como legislador plurinominal para los próximos comicios.
Corral Jurado señala y acusa a Madero Muñoz de ambicioso, de traicionar los principios del albiazul para ir en pos del poder por el poder, de poner un mal ejemplo y de otras tantas cosas redundantes.
Habría que recordarle al senador que éstas y otras prácticas similares se le pueden adjudicar a él, partiendo al igual que él, de hechos concretos.
Javier Corral ha vivido a costa del erario desde hace más de dos décadas, brincando de una curul a otra, aprovechando en cada ocasión, la oportunidad de crear nichos de poder, incrustarse en otros y fortalecer alianzas personales para perpetuarse ya sea como diputado federal, senador, legislador local e invariablemente por la vía plurinominal.
Probablemente los panistas y los mexicanos en general podremos sacar nuestras propias conclusiones respecto del proceder de Gustavo Madero, pero si alguien carece de calidad moral –políticamente hablando– para emitir juicios de esta o cualquier otra índole, es precisamente Javier Corral Jurado.
¿Qué le duele al senador? ¿Porqué le “puede” tanto que Madero Muñoz siga los mismos pasos que él? Quizá sea la perspectiva de que a diferencia de él, el presidente nacional del PAN con licencia, tenga posibilidades más elevadas que Corral Jurado incluso más allá de la próxima legislatura, quizá veremos ahora a un senador colérico que en uno de sus arrebatos hasta podría aliarse con personajes políticos con intereses opuestos a los suyos, mientras ello le reporte algún beneficio a mediano o largo plazo.
El comal le dijo a la olla.
e-medianews.com
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