Chihuahua.- Pinturas rupestres de hace más de dos mil años son resguardas de forma natural en la Cueva de las Monas, ubicada en la comunidad de Hidalgo, en el Sauz, a donde este sábado se dirigió el taller de periodismo sobre patrimonio cultural que realizó el Colegio de Periodistas de Chihuahua y el Instituto Nacional de Antropología e Historia en Chihuahua.
Ubicada a sólo una hora de la ciudad, y a mil 500 kilómetros de camino por veredas y cuestas, y tras pasar por tres portones que hay que abrir y cerrar en cada oportunidad, se encuentra una de las dos zonas arqueológicas con que cuenta esta capital, y que guarda en su interior dibujos de “monitos” hechos, se cree, por indígenas rarámuris.
El arqueólogo Enrique Chacón Soria explicó que el nombre de la Cueva de las Monas se le dio por los dibujos que ahí hay, que asemejan a unos “monitos” o “monas” como le llama la comunidad, “la gente nos reportó este lugar que eran terreno de Luis Terrazas y abandonados a fines del siglo pasado y en los treinta se recuperan y se organizan como ejido, y hasta los ochenta se reporta al instituto que hay una cueva con “dibujos de monitos” y es entonces cuando entramos a hacer la investigación”.
Detalló que en esta pequeña cueva de poco más de cinco metros de longitud, se albergan manifestaciones artísticas que datan las más antiguas de hace dos mil años, mientras que las más nuevas son de cerca de 150 años, y todo hace suponer que se trata de huellas de la presencia de rarámuris en la zona.
Con estudios pendientes a realizar para el 2015, el Inah considera que los dibujos representan al hombre del periodo postarcaico y de la época colonial, pintados con óxidos de fierro en colores rojo hematita o almagre, amarillo limonita, negro manganeso y blanco a base de caliche y cal.
Protegido a la vista por la vegetación, el espacio se encuentra abierto al público, ya que en la cueva sólo hay un pedazo de barandal que puede caer a la menor provocación, por lo que hay ahí también “pinturas” más actuales, como las típicas “Juan estuvo aquí”, mientras que a una de las figuras se le pintó ojos y nariz.
Además, por el tiempo y el aire, la pintura de algunos de los dibujos se ha caído ya, por lo que el Inah comenzará el año entrante las acciones de investigación y conservación del lugar, ya que de acuerdo con el arqueólogo, estas pinturas rupestres tienen elementos históricos y simbólicos de gran importancia, al representar por ejemplo, el ritual de la raspa del peyote.
La fuerte carga de los sueños y su interpretación también se encuentra pintada en los muros de esta cueva, en la que dice el arqueólogo, se representó a través de grecas, cadenas, flechas y medusas; además de contener imágenes relacionadas con el mito del hombre gigante y hombres comunes a su alrededor; mientras que las figuras más recientes corresponden a la época colonial con la representación de un hombre cargando una cruz.