Por Leo Zuckermann.- Seguramente usted no sabe ni sabrá quiénes son los candidatos del Partido Verde Ecologista Mexicano (PVEM) a la Cámara de Diputados. Lo que sí sabe, porque los hemos visto hasta en la sopa, es que dos famosos conductores de televisión, Raúl Araiza y Galilea Montijo, son las personalidades que promueven a este partido. No es la primera vez que el Verde recurre a esta técnica publicitaria para vender su marca. Araiza ya lo había hecho en las elecciones intermedias de 2009 junto a la actriz Maite Perroni.
Me llama la atención que el PVEM haya contratado de nuevo al conductor de Hoy después del oso que hizo en 2009. Araiza y Perroni salían en los spots donde el Verde prometía la pena de muerte para los secuestradores. Al conductor, que también actúa en telenovelas, lo entrevistaron en el programa Tal Cual, en MVS Radio. Ahí admitió que lo escogieron a él y a Perroni en un casting de varios actores “como si fuera Coca-Cola o Marinela”. Lo probaron en un grupo de enfoque y lo eligieron por su imagen, “no tanto por meterse a fondo en cuestiones políticas”. La reportera le preguntó si de verdad creía en las ideas que estaba promocionando el Verde. El actor contestó que “algunas pero no todas” y confesó que él siempre se había abstenido de votar casi toda su vida. En cuanto a la propuesta de la pena de muerte, Araiza declaró que se trataba de un tema delicado “que de entrada no se va a aceptar por la corrupción que hay en nuestras leyes, y qué bueno porque si no imagínate cuántos inocentes podrían perder la vida; entonces yo no estoy a favor; es un castigo más que una solución”.
Gracias a la candidez de Araiza, me encantó la analogía entre el Verde y una marca que vende de la llamada “comida chatarra”. La idea de que personalidades televisivas promuevan a un partido como si éste fuera un pastelillo. Actor que, a lo mejor, le asquean los gansitos Marinela, pero que, a cambio de un buen chequecito, los saborea y recomienda en la pantalla. Y si lo hace para una marca de tentempiés, ¿por qué no debería hacerlo para un partido político?
En aquella entrevista memorable, Araiza despotricó contra los políticos y la situación del país. Recomendó, por tanto, ir a la casilla y no votar por nadie. Sí, escuchó bien: la estrella que promocionaba al Verde en realidad pensaba que era mejor anular el voto.
Por su honestidad, me pareció un gran tipo el señor Araiza. Desgraciadamente tuvo que retractarse por lo que había confesado en la entrevista. Supongo que sus clientes del Verde se pusieron furiosos, como los de Marinela hubieran enfurecido si el actor que anunciaba los gansitos hubiera admitido que dichos pastelillos saben horrible y es mejor comprar otros.
Ya en la operación de control de daños, Araiza aseguró que en realidad sí coincidía con las propuestas del Verde, siempre viendo por sus hijas. Ellas deben estar bien contentas porque ahora su padre, en compañía de Galilea Montijo, nos informa que el Verde sí ha cumplido con sus promesas.
El problema es que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ya ordenó, tarde, como siempre, retirar los nuevos spots del aire porque, en lugar de llamar al voto en las precampañas o promocionar alguna candidatura, lo único que hacían era difundir el mensaje genérico del partido: que el Verde “cumple lo que propone” en cuotas escolares, penas a secuestradores y circo sin animales. Se trata, como en el caso de los cine-minutos o los supuestos informes de los legisladores del Verde, de claros actos anticipados de campaña prohibidos por la ley.
Soy de los que piensa que esta prohibición, como muchas regulaciones electorales, son absurdas. Pero es la ley y tendrían que respetarla. No es el caso de los señores del Verde que siempre andan buscando huecos legales o de plano pasándose la ley por el Arco del Triunfo.
Ayer el diputado Arturo Escobar, en entrevista con Adela Micha, se quejó de que las autoridades electorales hubieran retirado del aire los spots de su partido. “Estamos peor que en Cuba”, concluyó el vocero del PVEM. Con este sesudo y equilibrado comentario me quedó claro por qué ese partido tiene que contratar a actores para promocionarse.
Excélsior