México.- Los expertos que estudian la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa afirmaron hoy que al menos 17 detenidos por el caso fueron torturados, entre ellos los cinco que aseguraron que los jóvenes habían sido asesinados e incinerados en un basurero en 2014.
A petición del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), especialistas en tortura analizaron las pruebas médicas realizadas a 17 reos seleccionados en función de su relevancia entre los 80 detenidos hasta ese momento y que tenían mayor documentación en el expediente.
El estudio, incluido en el segundo informe del GIEI presentado hoy en la capital mexicana, se llevó a cabo después de que en la primera parte de su mandato detectara que el 77 % de los detenidos registraban lesiones de distinta intensidad y localización.
Tras analizar los exámenes médicos practicados por órganos oficiales, el equipo del Consejo Internacional de Rehabilitación de Víctimas de Tortura advirtió "indicios suficientes de que los detenidos podrían haber sufrido tratos crueles, inhumanos o degradantes o tortura".
Dichos indicios, indicó, "deberían haber desencadenado una investigación conforme con los estándares de diligencia establecidos por la normativa internacional de protección de los derechos humanos".
De acuerdo con el panel, las conclusiones de los informes médicos analizados "en general no concuerdan con la evidencia consignada", muchos de ellos contienen valoraciones generales de varios detenidos y hay "serias inconsistencias en los documentos que consignan la integridad del detenido".
Entre los torturados están los cinco detenidos que hablaron por primera vez de la quema de los estudiantes en el basurero, después de que una llamada anónima alertara sobre la supuesta presencia de los jóvenes en ese lugar.
Además, también fueron torturados Gildardo López Astudillo, alias el Gil, señalado como el jefe del cártel de Guerreros Unidos que habría ordenado esa acción, así como cuatro policías de Iguala y siete más de Cocula que supuestamente participaron en el traslado, ejecución y quema de los jóvenes en el basurero.
Según la versión oficial -rechazada por el GIEI, los peritos argentinos y los propios padres de las víctimas-, los estudiantes fueron detenidos por policías el 26 de septiembre de 2014 en Iguala y entregados a Guerreros Unidos, quienes los asesinaron e incineraron en Cocula.
Los expertos designados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para estudiar este caso recordaron hoy que las declaraciones obtenidas bajo tortura no pueden ser consideradas como prueba.
Además, el grupo señaló que hasta ahora "no ha tenido acceso a la información del avance de los casos iniciados por el delito de torturas" y lamentó que la práctica de los Protocolos de Estambul no se fijará hasta junio de 2016.
Agencias
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