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Por Alfredo Espinosa. 

PARTE UNO:
Cada quien su juego, cada quien su agenda, cada quien su versión.

Algunas apreciaciones sobre la manifestación en Palacio:

La manifestación fue un éxito en términos de convocatoria y del repudio a Duarte y su gobierno. La irritación generalizada por el endeudamiento ciudadano y por su enriquecimiento escandaloso, además del desabasto de gasolina, el fracaso del transporte público, los aires de rebelión en toda la república contra el Pri y sus reformas, y por la certeza de haber padecido el peor gobernante del que se tenga memoria, yo, junto con tres mil personas asistimos porque comprendimos que hemos perdido mucho y porque ya no toleramos el obsceno enriquecimiento ilícito de Duarte y su pandilla, por eso estamos exigiendo que ya se vaya, que deje su puesto y que se conforme un equipo de transición.

Con Duarte estamos en guerra y a la deriva

Duarte sigue escondido.

En el aire las preguntas: ¿Qué obras respaldan los 46 mil millones de pesos con los que nos endeudó? ¿Por qué no funciona el sistema Vivebus? ¿Por qué el desabasto de la gasolina? ¿Cómo pudo comprar un banco al inicio de su gobierno? ¿Por qué no se ha referido a su estrepitosa derrota del cinco de junio?

PARTE DOS:
La convocatoria para asistir a la manifestación contra Duarte, salió de Unión Ciudadana. (Jaime García Chavez, Víctor Quinatana, entre otros). Algunos entendimos que Javier Corral, también uno de sus líderes, debido a su designación como gobernador electo, no asistiría. 

Corral, un día después de la manifestación, dijo que él se había deslindado de esa acción "por conocer el modus operandi de Duarte" (la utilización de grupos de choque infiltrados en las manifestaciones públicas), lo cual podría desembocar en escenarios distintos.

Existe confusión entre Unión Ciudadana y Alianza Ciudadana. Estos son asuntos de poquitas personas. Contrario a sus nombres, estas organizaciones son  poco ciudadanas. Siempre están los mismos. Son organizaciones verticales y ligadas a poderes políticos. En la Alianza, se suman Barrio, Madero, Alma y Gabino Gómez, entre otros.

Los que asistieron, en calidad de líderes visibles, fueron Jaime García Chávez, Víctor Quintana, Gabino Gómez, Rogelio Loya y Ana Lilia Gómez, estos últimos del Pan.

El objetivo declarado por estos líderes fue la Toma simbólica y pacífica del Palacio de Gobierno.

Y eso fue lo que a mí me entusiasmó.

Pero los líderes fueron rebasados muy pronto, y esa masa irritada y lastimada por Duarte, encontró como siempre las puertas cerradas y nadie con quien dialogar sobre las causas de la revuelta.

No hay gobierno, ya no existe.

Lo único que encontraron los manifestantes fue La Puerta Cerrada. Y todos la quisieron tumbar.

PARTE TRES:
Los líderes de Unión Ciudadana, pese a que, muchos de los asistentes, les reconocemos una trayectoria de lucha desde lo ciudadano y los aceptamos como líderes, no lograron apaciguar los ánimos. 

A muchos nos sorprendió el grado de improvisación en los convocantes durante el desarrollo de la manifestación. Nadie parecía tener un plan. En ese momento, las cosas ya no estuvieron en sus manos.

Puesto que nadie atendía los llamados en la puerta principal, la gente buscó la puerta trasera. 

La palabra más coreada era ¡Puerta, Puerta!

Ninguna comisión gubernamental se comidió para recibir las demandas de ese grupo. Falló la política. Había ingobernabilidad.

Los discursos de los líderes que intentaron contener las acciones violentas, fue tardío.
Y entonces vino el asalto a la Puerta Cerrada que se había convertido en el símbolo más tangible del gobierno de Duarte.

Y todos lo queríamos tirar.

Entonces, la toma “simbólica y pacífica” ya no fue posible.

PARTE CUATRO:
La Puerta Cerrada de Duarte quedó como su gobierno: agujerada.

¿Quién la agujeró? 

PARTE CINCO:
Duarte se convirtió en un símbolo: la Puerta Cerrada.

Los manifestantes gritaban Puerta, Puerta! La querían tirar. Algunas voces intentaban desalentar la acción violenta. Los esfuerzos por abrir la puerta de palacio continuaron de varias formas: primero a empujones, luego con una larga alcantarilla metálica para terminar con un enorme puente metálico utilizado por personas en silla de ruedas.

Desde el inicio hasta que la puerta fue agujerada, pasó por lo menos una hora.

¿Quién intervino en ese acto? En primer término los manifestante y posteriormente, los infiltrados de Duarte.

El gas pimienta que arrojaban desde adentro los policías no desalentaron a los encorajinados manifestantes, en su mayoría jóvenes que fueron llegando con sus mochilas en la espalda, a pie, porque por enésima vez no había vivebus, y con el calorón trepado, y muy encabronados con Duarte, se sumaron a la manifestación dispuestos a informarle al gobierno acerca de sus inconformidades.

Ellos, los manifestantes, es decir, nosotros, poseíamos una carga explosiva en nuestros corazones. Duarte había convocado muchos odios. Nosotros hubiéramos agujerado la puerta, incluso sin los Infiltrados de Duarte que poco a poco se fueron agregando, alterando los cauces de la manifestación. 

Al ser agujerada la puerta, aparecían al fondo, adentro, un muro de polizontes con sus armas arrojando  gases contra los manifestantes que ya amenazaban con entrar.

Los infiltrados se empezaron a ver en todas partes. Se notaron civiles de aspecto distinto, con radio y chícharos en los oídos. Eran hombres militares, bien ejercitados, algunos con apariencia sureña, que se cubrían el rostro con tapa bocas o con pasamontañas de telas frescas. Sus primeras acciones consistieron en abrirles cancha a los antimotines que buscaban el agujero de la puerta para ingresar a reforzar el Palacio desde adentro.

Ahí adentro, según se escuchaba decir, era el nido de la corrupción. Puertas adentro se gestaban los nuevos endeudamientos, y funcionaban infatigablemente la maquinaría que destruiría las evidencias de la flagrante corrupción y la impunidad. 

Los manifestantes no pudimos entrar.

La Puerta Cerrada quedó agujerada. Uno de los Infiltrados de Duarte comenzó a gritar: Por las ventanas, por las ventanas! Y comenzó una rápida destrucción de diez ventanas. De algunas sólo los vidrios.

Mientras tanto los policías observaban en calma. Todos los policías se reunieron en el centro. Desde los bicicleteros hasta los de reacción rápida. Se reacomodaban en grupos numerosos alrededor de la explanada. Los manifestantes y otros ciudadanos les gritaban: no defiendan a Duarte, a ti también te está jodiendo. Tú, policía eres pueblo, no seas pendejo! Despierta!

PARTE SEIS:
Uno de los modos para medir del poder que posee un gobernante, es el control que tiene sobre los medios de comunicación. Y Duarte los mantiene sometidos. Estos medios chayoteros hacían su trabajo informando desde su óptica previamente trazada. Para éstos medios, los vándalos éramos quienes nos manifestábamos con rencor social y hartazgo, y no los delincuentes de Cuello Blanco más peligrosos del estado que siguen siendo Duarte y sus cómplices. Se robaron 46 mil millones de pesos que nosotros debemos pagar. 

Estos medios hacían el trabajo sucio en medio de la revuelta. Sus objetivos eran desprestigiar a los líderes y envenenar el ambiente. Un periodista preguntaba a un manifestante sobre las insensatas acciones de García Chávez. Como la persona no supo qué responder, yo intervine ese micrófono y me dejé caer contra Duarte y a fortalecer las figuras públicas de los líderes. En medio de la trifulca, el periodista, tratando de intimidarme, me pidió identificarme. Cuando le mencioné mi nombre de inmediato me dice: eres el poeta! Me gustan mucho tus poemas, los leo en el feis. Totalque se me olvidó el rollo que le estaba tirando. El narcisismo venció al envalentonado entrevistado que era yo.

Luego vi que algunos manifestantes estuvieron a punto de atacar a los medios. Los de Televisa estaban acorralados. Y es que La Opción, Omnia, La Polaka, El Heraldo, etc, han vendido sus plumas y sus voces a Duarte y han quedado como unos títeres tristes, aunque también enriquecidos. Un gran ejemplo de periodismo libre y de conciencia es el Canal 28. Mi admiración para Sergio Valles.

Cuando los manifestantes e Infliltrados estaban golpeando la Puerta, muchos pensábamos en el daño al patrimonio cultural. Vi a la periodista Miroslava Breach abrirse de brazos en la Puerta para evitar más daños. Pero no pudo mantenerse ahí. Más tarde, el diputado Rogelio Loya intentaba disuadir a los manifestantes para que abandonaran el intento por derribar la Puerta Cerrada. No pudo.

Ya con la decidida participación de los Infiltrados de Duarte, me convencí de que todo esto ya no nos convenía como movimiento ciudadano. 

Los mismos policías, desde adentro, agujeraron la otra puerta para que ingresaran otros grupos de policías. 

Todo era confusión. Mucho gas pimienta y mucho polizonte moviéndose amenazantes y en grupos muy numerosos.

En un momento me topo con Víctor Quintana, intercambiamos algunas ideas rápidas, y concluimos que era el momento para que se diluyera la manifestación.

Yo me retiré del corazón de la revuelta, pero la seguí desde un poco más lejos.

PARTE SIETE:
La explanada, que antes pertenecía al Museo Casa Chihuahua, y que ahora se convirtió en un insultante estacionamiento de Duarte, se convirtió en un coliseo de alaridos y gritos. 

Los manifestantes al grito de Chihuahua, Chihuahua! se avalanzaban a la puerta agujerada haciendo el enésimo intento para entrar al Palacio. 

En ese momento, los Infliltrados de Duarte parecían dominar las acciones: al mismo tiempo que azuzan la ya de por sí elevada adrenalina de los manifestantes (ya en ese momento eran casi puros jóvenes impulsados por el hartazgo y el encabronamiento) y, por otro lado, colaboraban para que los múltiples y diversos destacamentos policiacos vayan rodeando la explanada.

De pronto un grupo de policías sale desde adentro por uno de los agujeros de las puertas. Los manifestantes se lían a golpes. La sangre hierve. Hay diversos grupos peleando con policías.

Luego, todo fue policías madreando manifestantes. Corretéandolos por la calle Libertad y la Bolívar. Correspondían seis policías por cada manifestante atrapado. Los agarraban como animales y los metían por los huecos de las puertas y ya adentro los recibían con patadas y golpes. Debe haber muchas denuncias por abuso de poder. Hay mucha gente golpeada y apresada.

Culerísima gente son los policías.

La intervención de la policía fue tardía, y como siempre, sin protocolo ni inteligencia.

Llegaron, no a controlar la situación, sino a tomar su parte en el botín de guerra. Cazaron a los que por ahí atravesaban, golpeándolos con saña. Atacaron a una persona ciega, entre otros, y a un periodista que había encarado a Duarte reclamando el endeudamiento. Duarte es vengativo.

Quedó claro que ahí, los únicos que defendían a Duarte, eran los medios y los policías. Perros.

PARTE OCHO:
Luego, todo fue silencio. El recuento de los daños. Las puertas, todavía cerradas, quedaron agujeradas. Diez ventanas destruidas, algunas solo de sus vidrios. Con unos treinta mil pesos yo los dejo como nuevos, me dijo un carpintero ducho en su negocio. Los del Inah nos aliviaron un poco al decir que esas maderas no estaban inventariadas como Patrimonio.

Luego, los medios resaltaban la violencia de los manifestantes y la irresponsabilidad de los líderes. Duarte, otra vez, intentando salvarse. Todos lamentábamos esas acciones que lastimaron el Patrimonio. Pero todos sabíamos que Duarte convocaba odios.

Duarte encerró aún más su Palacio. Por dos días más, el palacio quedó atrapado por un ejército de policías. 

Corral se deslindó de inmediato. Temía mermar su poder ciudadano y que le estropearan su corona de Gobernador Electo. Sacó su lado panista y escondió su lado ciudadano. Quizá todavía no entienda que no fue el Pan quien lo hizo ganar, sino la ciudadanía. En el Pan, su dirigencia que también está bastante deteriorada en su imagen ante los ciudadanos, fue más firme en su deslinde. Para el Pan es suficiente que la ciudadanía le haya entregado sus confianzas para el próximo sexenio. Consideran que ahora se puede esperar que “por las vías legales y no por las de la violencia” se concreten las demandas sociales que expresaron su hartazgo en los sucesos del 22 de junio. Si eso no ocurre, y pronto, Corral tendrá otra manifestación, ahí mismo, pero en su contra.

Corral, como lo han hecho los demás líderes, debe defender con todo y liberar a los casi cien apresados. Y levantar una gran demanda por abuso de poder contra los policías y sus autores intelectuales.

Hora de definiciones: ¿con quién estás Corral? ¿Con las viejos modos de la represión, o con las novedosas formas de la lucha ciudadana?

PARTE NUEVE:
Los ciudadanos nos preguntamos: ¿Ganamos o la cagamos? Y se generaban las discusiones.

Esta fue una intervención ciudadana ante un gobierno que nos pisotea y se burla cínicamente de sus corrupciones e impunidades.

Ha dejado estas lecciones: 
-Reaccionamos contra nuestros verdugos. 

-Internacionalmente generamos un movimiento en el que Duarte es el responsable de convocar tantos odios contra su gobierno abusivo.

- Aprendimos que el gobierno de Duarte no se tienta el corazón para enviar grupos de choque que se infiltran en manifestaciones ciudadanas pacíficas.

-Aprendimos que necesitamos organizarnos mejor para lograr nuestros fines sin que los provocadores se apoderen del rumbo de nuestras luchas

-Aprendimos que los medios están bailando al son que les toque Duarte.

-Nuestra manifestación, fue quizá la más filmada de todas. En los videos se ha demostrado la presencia de los infiltrados como del abuso policiaco.

-Vamos construyendo ciudadanía, que de manera más horizontal tomemos decisiones autónomas.

Y creo que ganamos. Duarte debe irse. Ya no hay gobierno.

Corral, te necesitamos más ciudadano y menos panista. Solo así meteremos a Duarte a la cárcel. Ojalá defiendas la agenda ciudadana y no solo los intereses de tu partido.

PARTE DIEZ:
La comunidad artística, intelectual y trabajadores de la cultura, miembros de Cultura por Chihuahua, ante los sucesos de 22 de Junio en el Palacio de Gobierno, estamos convencidos que estos hechos nos lesionan como ciudadanía por lo que solicitamos a las partes, el diálogo necesario para resolver los conflictos. 

Nuestra comunidad hace los siguientes pronunciamientos:
1.- Respeto a la libertad de expresión.

2.- Repudio de todo tipo de violencia.

3.- Rechazo a todo acto que dañe el Patrimonio Artístico y Cultural (Lo mismo para Duarte que para los manifestantes)

Estos escenarios sombríos nos demuestran la enorme necesidad de que los gobiernos inviertan en Cultura. 

El gobierno que expira deja en bancarrota a las instituciones culturales. Y la violencia ha sido permanente. 

La Cultura procura atmósferas que permiten un desarrollo social y espiritual de los ciudadanos.

Dale un chance a la cultura.

Comentarios: alfedo.espinosa.dr@hotmail.com

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