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En esta jungla que es la sociedad, muchas veces el concepto del “otro” depende de su sexo, y su cercanía, de la posición del “uno” y de la conveniencia que implica entonces reconocer a ese “otro” con todo lo que trae encima.

En días pasados se “relanzó” una campaña, copia de otras, para que “No te cueste trabajo ir  a tu trabajo”, anunciada en rueda de prensa por la titular del Instituto Chihuahuense de las Mujeres Emma Saldaña, la secretaria de Trabajo y Previsión Social Ana Herrera y la titular de la Coordinación de la Unidad de Atención a Víctimas Irma Villanueva, a cual más identificada con las causas sociales. O eso parece.

De entrada, Saldaña basó el éxito de su campaña en el aumento de las denuncias, no en la disminución de los delitos, al señalar una importante diferencia en Chihuahua, de 2015 cuando se presentaron en total 22 denuncias por los delitos de hostigamiento sexual, acoso laboral y discriminación; al 2016 cuando se recibieron 58 denuncias por los mismos delitos. 

La funcionaria celebró que hubiera más denuncias, es decir, que más mujeres vieron la campaña, les llegó el mensaje, y acudieron a interponer una denuncia ante la Fiscalía General del Estado o el mismo instituto; lo que sería sin duda un gran logro si el objetivo de tal campaña es sólo que aumenten las denuncias y no que disminuyan los casos; su objetivo parece ser entonces “visibilizar”, el verbo favorito actual, esos delitos, no evitarlos.

Y ante los cuestionamientos de una reportera, la coordinadora estatal de atención a víctimas, levantó los ojos al cielo y en esa pose que suelen hacer quienes intentan despreciar los dichos de otros, como cuando una mujer le pregunta de futbol a un hombre y él con ese puro gesto intenta decirle que qué va a saber una mujer de futbol. Así, con esa actitud que en un hombre sería reprobable, se vio Villanueva.

Luego al preguntarle a la ex regidora Ana Herrera, hoy titular de la Secretaría del Trabajo, sobre los casos específicos que se registraron en la Secretaría del Trabajo al iniciar esta administración, de donde incluso se despidió a mujeres embarazadas, dos veces eludió la pregunta respondiendo con frases del boletín, con comentarios que nada tenían que ver con que a algunas personas, contrario a la campaña que anunciaron, sí les costó trabajo ir a su trabajo, sólo por emanar de una administración de diferente "color".

No hay duda que a veces nos empeñamos en culpar a ese “otro” de lo que no podemos responder nosotros mismos, a veces ese “otro” es tan solo “otra” que cuestiona, y entonces aparecen esas otras violencias, pequeñas, que se traducen hasta en un gesto o la molestia ante una pregunta.

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