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En Jalisco, de los 524 homicidios cometidos contra mujeres en el periodo de 2012 a 2015, la mitad (52 por ciento) ocurrió en la vía pública, lo que sitúa a este espacio, como el más peligroso para las mujeres de la entidad, de acuerdo con los datos del Sistema Nacional de Información en Salud (Sinais).

La información del Sinais -elaborada con los certificados de defunción de Salud, actas del registro civil y el cuaderno de defunciones del Ministerio Público- consultados, evidencia que 51.9 por ciento (de las 524) eran solteras.

Los homicidios ocurren de camino a la escuela, al trabajo o cuando van de compras, luego de reunirse con sus amigas, o tras usar el camión, al volver a casa, con maternidad o sin ella.

La edad, es otro factor importante: 34.1 por ciento tenía entre 18 y 25 años y 37.1 por ciento entre 26 y 40 años.

El horario en que se mueven en la vía pública también implica un factor de probabilidad para ser víctima. La salida del trabajo, la escuela, a divertirse o cenar, empatados con la oscuridad de la noche, la falta de luminarias en muchas zonas de la ciudad y la ausencia de vigilancia hacen de las 9 de la noche a las 4 de la madrugada el horario de más riesgo para ellas. Los datos revelaron que entre esas horas, 40.2 por ciento de las mujeres fue asesinada.


En cuanto a escolaridad y ocupación también hay una tendencia: 12.3 por ciento de las mujeres asesinadas tenía primaria terminada y 10 por ciento estudió la secundaria completa, mientras que 8.1 por ciento de ellas no trabajaba.

De acuerdo con datos del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, de estos 524 homicidios, en 44.6 por ciento se utilizó un arma de fuego; en 18.64 por ciento un arma punzo cortante; 15.35 por ciento murió por golpes; 8.77 por ciento fueron estranguladas y el resto por quemaduras y otros.

Menor de 17 años, una de cada cinco mujeres asesinadas 

El registro del Sinais también da cuenta de los asesinatos cometidos contra niñas: 82 de las 524 mujeres asesinadas durante el mismo periodo (2012-2015) era menor de 17 años de edad; 20 tenían entre 0 y 11 años. Ni la calle, ni el hogar son espacios seguros para ellas: 42 fueron asesinadas en el hogar y 40 en el espacio público.

La mayoría de los homicidios de las menores de edad ocurrieron entre las 9 de la mañana y las 12 del día y entre las 5 de la tarde y 8 de la noche.


Perfil de las víctimas no ha variado en tres décadas

Para la académica y abogada de la Universidad de Guadalajara, Guadalupe Ramos Ponce, el perfil de las mujeres asesinadas en Jalisco es muy similar al de las víctimas en América Latina. “¿Esto qué te quiere decir? que son jovencitas, mujeres en edad productiva y reproductiva y que justo es en esa etapa donde son truncados sus sueños, sus planes de vida y ¡todo!”.

La experta, con más de 20 años de estudios en violencia de género, afirmó en entrevista, que desde la década de los noventa el perfil es el mismo. “En los últimos años no sólo no han cambiado las estructuras patriarcales, sociales, económicas,  jurídicas que sustentan una sociedad como la nuestra, sino que incluso se han agudizado esas estructuras y al mismo tiempo agudizan las violencias”.

La violencia feminicida, enfatizó Ramos Ponce, es “una violencia sistemática y estructural” que va desde el acoso hasta el feminicidio. Insistió que “no existen políticas públicas que prevengan, que sancionen la violencia contra las mujeres”. Algo que se contradice con los compromisos del Estado Mexicano al firmar la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la violencia contra la Mujer (Belém Do Pará).

Para la representante en Jalisco del Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de las Mujeres, Alejandra Cartagena López, el principal problema es la impunidad.

“Si matan a una mujer no pasa nada. ¿Por qué no pasa nada? porque tenemos una cultura machista donde las mujeres no somos vistas como sujetas de derechos, sino como objetos que los varones pueden usar y desechar. Es así que nos usan y desechan. Tenemos una cultura que ha permitido y naturalizado la violencia de las mujeres”.

En eso coinciden las familias de las víctimas: la falta de justicia es la principal deuda del Estado. Consuelo Pérez García, madre de una víctima, exige que el asesino de su hija -quién dejó en la orfandad a una niña de un año y ocho meses- sea castigado.

“Este tipo está en la penal ya, ¡y esperemos que no lo dejen salir! ¡Que no lo dejen salir! que pague lo que tenga que pagar, porque no se vale haber dejado a mi niña sin madre y a mi sin mi hija”.

Betsabé García Hernández fue asesinada por su marido en septiembre de 2015. Su madre, María Amparo Hernández, demanda justicia y cárcel para el asesino.

“A mí me pueden dar todo el oro y a mí no me llena, yo preferiría a mi hija. Yo con que lo agarren. Ya si lo agarran tanto mis hijos como mi nuera, mis nietos, vamos a andar más tranquilos”.

La defensora de Derechos Humanos Cartagena López, lamentó que en muchos de los casos los hijos sean testigos de la muerte de sus madres. “Algo que nos hemos encontrado en el estado de Jalisco es que las mujeres son asesinadas frente a sus hijos”, lo que calificó como “maquiavélico” pues es un sufrimiento infringido a las mujeres el saber que sus hijos ven cuando las matan.  

Así ocurrió con Lidia Olivarez, asesinada por su pareja en la vía pública frente a sus hijos de 3, 6 y 7 años. Su madre, María Guadalupe Centeno Trujillo, habla de lo sucedido el 8 de octubre de 2017:

“A mi hija la pareja la asesinó. La mató con una navaja, le dio siete puñaladas, una le tocó en el corazón. A mí los niños me dijeron que su papá le pegaba a su mamá y de hecho cuando la mató los niños estaban presentes, ellos vieron, los tres chiquitos. No preguntan por su mamá porque dicen que su mamá está muerta, dicen que su papá la mató, pero del papá no preguntan nada”.

En México a partir de 2012 el Código Penal Federal considera como feminicidio los asesinatos de mujeres donde el homicida tenga o haya tenido alguna relación de sentimental, afectiva o de confianza. Aunque ésta no es la única causal, también contempla cualquier signo de violencia sexual; lesiones o mutilaciones degradantes, así como actos de necrofilia; antecedentes de violencia familiar, laboral o escolar; si hubo amenazas, acoso o lesiones previas al homicidio; si la víctima fue incomunicada antes de la privación de la vida, y si el cuerpo de la víctima es expuesto o exhibido en algún lugar público.

Bajo este criterio, 385 de los homicidios reportados en el Sinais como homicidio se considerarían casos de feminicidio, ya que se documentó violencia familiar previa. Los estados que acumulan más casos son: Estado de México (58), Colima (37), Guanajuato (23), Ciudad de México (20), Puebla (20), Veracruz (17), Coahuila (16), Michoacán (16) y Oaxaca (16).


Jalisco estipuló en el artículo 232 BIS de su Código Penal el delito del feminicidio, el cual entró en vigor  en septiembre de 2012. En él, se determina que comete feminicidio quien prive de la vida a una mujer por razones de género y concurra, además, alguna de las circunstancias previstas en el tipo penal, entre las que señala relación de parentesco, o cualquier tipo de unión entre la víctima y su agresor, sin embargo, muchos de estos homicidios dolosos continúan investigándose bajo esta figura penal y no, como feminicidio, aún cuando cumplan con las características.

**Reportaje colaborativo coordinado y elaborado por las periodistas Analy Nuño, Gricelda Torres Zambrano, Elizabeth Rivera Avelar, Priscila Hernández Flores, de Chiapas, Jalisco, Ciudad de México, Guanajuato, Hidalgo, Puebla, San Luis Potosí, Tamaulipas y Tlaxcala; integrantes de la Red Nacional de Periodistas con motivo del 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, para Cimacnoticias.

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