Las elecciones son fascinantes porque siempre están llenas de sorpresas. El problema es cuando los árbitros son los que se encargan de sorprendernos. Increíble lo que hizo el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) al permitir el registro de Jaime Rodríguez, El Bronco, como candidato presidencial. Más bien, vergonzoso.
No es posible que una autoridad tome este tipo de decisiones. Difícil entenderlo. El Bronco no llegó a las 866 mil firmas requeridas para aparecer en la boleta porque el Instituto Nacional Electoral (INE) encontró diversas irregularidades en lo que presentó el gobernador con licencia de Nuevo León. Hubo errores que vamos a llamar de “buena fe” (electores que, por ejemplo, fueron dados de baja por el Registro Federal Electoral), pero también supuestas firmas francamente fraudulentas. De todos los apoyos que presentó Jaime Rodríguez (más de dos millones), el 8% fue de este tipo: Las llamadas “simulaciones” que totalizaron 158 mil.
Según el TEPJF, como el INE no le dio el tiempo necesario a El Bronco para revisar las presuntas irregularidades, se violó su derecho de audiencia y, con el objeto de proteger sus derechos políticos, ordenaron revocar la decisión del INE de negarle el registro. Una visión que los abogados llaman “garantista” al proteger, por encima de todo, las garantías políticas de los ciudadanos. Muy bien. El problema es que, bajo este argumento, se le está otorgando la posibilidad de competir a un tramposo.
Caso diferente el de Margarita Zavala. El INE le restó varias firmas a la exprimera dama, pero de categorías que podrían considerarse como errores benignos. Del millón y medio de firmas que presentó, sólo 432 fueron dentro del rubro grave de “simulaciones”. La propia Margarita, con buenos reflejos, rápidamente anunció que investigaría y acusaría a los auxiliares que recabaron estas firmas fraudulentas.
También recordemos que el que se voló la barda al presentar la mayor cantidad de simulaciones fue Armando Ríos Piter: Más 800 mil firmas fingidas, equivalentes al 46% de las que recabó. Desde entonces, el llamado Jaguarargumenta que el INE le hizo fraude. El TEPJF podría darle la razón, lo cual sería otra cachetada más para el INE legitimando el discurso de que el organizador de las elecciones actúa de manera fraudulenta.
Pero no nos vayamos con la finta. El INE no es el que actúa de esta forma. Son los candidatos los que presentaron un cochinero. ¿Cómo lo sabemos? Muy simple. Resulta que hubo otros aspirantes que le entregaron al INE firmas sin mayores problemas. La candidata indígena, María de Jesús Patricio Martínez, Marichuy, presentó, por ejemplo, 282 mil, prácticamente todas limpias. No estará en la boleta por no haber llegado al umbral de las 866 mil en 17 estados. El Bronco, en cambio, sí estará. También, probablemente, El Jaguar. Los tramposos sí, los limpios no. Así la justicia electoral en México. Muy garantista, sin duda.
La polémica decisión del TEPJF fue dividida: Cuatro votos a tres. Desde que se anunció, muchos se preguntaron hasta dónde se trataba de una sentencia con firmes fundamentos jurídicos o hasta dónde los cuatro magistrados que votaron a favor lo hicieron por presiones políticas.
Yo no tengo elementos para juzgar si hubo o no presiones para que actuaran así. Lo que sí sé es que el PRI fue el único que celebró la inclusión de El Bronco en la boleta y que a ese partido potencialmente le puede convenir esto. Se está logrando el objetivo de dividir el voto opositor todo lo posible, tal y como hizo el PRI en las pasadas elecciones del Estado de México, tal como quiere el PRI que sea en esta ocasión en la elección presidencial.
En fin, que uno de los tramposos tendrá el honor de aparecer en la boleta presidencial. Difícil para Rodríguez hacer campaña con este espectro. Difícil, también, que el TEPJF se sacuda de la sombra de sospecha de que el gobierno de Peña y el PRI están influyendo sobre sus decisiones. Una sorpresa más de esta elección. Pero las sorpresas deben de venir de los jugadores, no de los árbitros. El TEPJF está para dar certeza y castigar las trampas. Con la decisión de permitir que El Bronco participe en la contienda presidencial hizo exactamente lo contrario.
Excelsior
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