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Como parte del encuentro “Pensar la ciudad, el futuro del agua en Chihuahua”, convocado por la Universidad Autónoma de Chihuahua, el Instituto Nacional de Antropología e Historia, el Instituto Superior de Arquitectura y Diseño, este 18 de junio en el Centro Cultural Universitario Quinta Gameros, el delegado del INAH en Chihuahua Jorge Carrera Robles, presentó la ponencia “Justicia Social y los imaginarios del Agua”.

En ella,reflexionó cómo el agua y la necesidad humana en torno a este vital líquido, ha ido determinando el rostro edificado y social, de la ciudad.

“Cómo desde la discusión de los imaginarios sociales, comunitarios, esta ciudad se plantea el asunto del agua, como un referente obligado a la construcción de su identidad; y cómo estos imaginarios nos ponen de cara a conflictos, problemas y aprendizajes importantes” aseguró.

Recordando que el agua, es precisamente el elemento determinante en el acto fundacional de esta ciudad, anotó que se debe reconocer, que para las últimas décadas del siglo XX el paisaje urbano se transforma de una manera determinante con los tinacos que llegaron tras la emergencia por la escasez y baja disponibilidad del agua y que el agua de nuevo, con la tromba de 1990, vuelve a marcar un referente histórico y social en la ciudad. 

Sin embargo,  ahondó  en el cómo este elemento, de fondo, marca un estatus social, entre mayor jardín con tales características por ejemplo,  se venden más caras las colonias y las casas. El agua sigue determinando la superioridad de la escala social, asegura Carrera, quien añade que“sin embargo en el fondo, el manejo y usos del agua es un crisol que nos ayuda a comprender las diferencias e injusticias sociales”.

Recordando que aquellos que sobre utilizan el agua, generan un desabasto lacerante en grupos sociales con menor capacidad económica, y que esta visión, en pleno siglo XXI, podría parecernos impensable, pero sigue permeando en esta sociedad y se demuestra en los contrastes de quien puede tener a su disposición miles de litros de agua, en contraposición de quienes apenas pueden disponer de unos cuantos litros para satisfacer sus necesidades básicas.

“El agua finalmente refleja las contraposiciones y las diferencias y las cataliza y las pone en un crisol donde finalmente tenemos extremos… y pensar la ciudad, tiene que llevarnos a reflexionar que el agua es un elemento de derecho humano, que tiene que ver con el derecho a la salud, a la buena alimentación y a la convivencia. Una ciudad que tiene impunidad e injusticia en la disposición del agua, no puede jactarse de contar con una vida democrática, pues un tema de la democratización de la sociedad tiene que ver en como avanzamos en el manejo, almacenamiento, cosecha, reuso y distribución del agua”, finalizó el antropólogo.

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