Chihuahua.- Gritos, silbidos, claxonazos y tocamientos son sólo algunas de las conductas que denuncian las mujeres haber sufrido en la calle, a grado tal que al menos 50 de cada cien mujeres ha sufrido estas u otras conductas mientras caminan por el espacio público, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares, ENDIREH 2016.
Por ello, varias asociaciones civiles realizan actualmente una campaña para prevenir el abuso callejero, a través de talleres, charlas y la difusión masiva, ya que si bien afecta principalmente a las mujeres, no debería resultar ajeno a los hombres, al tener hermanas, madre, esposa e hijas.
Organizada por el Centro de Intervención en Crisis Alma Calma, que preside Verónica Terrazas, esta campaña busca el crear una consciencia en las mujeres de cuáles actitudes pueden etiquetarse como acoso callejero, ya que muchas veces por desconocimiento, suelen tolerarse, y para ello se realizan dinámicas para identificarlos.
Además, se ha invitado a las mujeres de Chihuahua a que envíen sus experiencias, a fin de hacer un compendio y que más mujeres puedan conocer qué es el acoso callejero y sobre todo, qué hacer al respecto.
Apenas en este febrero, la Cámara de Diputados aprobó incorporar a la Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, el acoso callejero como acoso sexual, es decir, como un delito.
De acuerdo con el Observatorio contra el acoso callejero de Chile, se califican como acoso callejero las prácticas de connotación sexual ejercidas por una persona desconocida, en espacios públicos como la calle, el transporte o espacios semipúblicos; que suelen generar malestar en la víctima y son unidireccionales, es decir, no son consentidas por la víctima y quien acosa no tiene interés en entablar una comunicación real con la persona agredida.
Entre estas prácticas pueden mencionarse las miradas lascivas, los conocidos como “piropos”; silbidos, besos, bocinazos, jadeos y otros ruidos; gestos obscenos; comentarios sexuales, directos o indirectos al cuerpo; fotografías y grabaciones del cuerpo, no consentidas y con connotación sexual; tocaciones (“agarrones”, “manoseos”, “punteos”); persecución y arrinconamiento, así como la masturbación con o sin eyaculación y exhibicionismo.
Además de considerarse violencia porque es una práctica no deseada por la mujer que le genera además un impacto psicológico negativo, incluso al grado de sentirse culpable, el acoso callejero generalmente obliga a las víctimas a modificar su rutina, al cambiar los recorridos habituales por temor a reencontrarse con el o los agresores; modificar los horarios en que transita por el espacio público; preferir caminar en compañía de otra persona y modificar su modo de vestir buscando desincentivar el acoso.
1.- Confronta visualmente al acosador. Generalmente quien acosa baja la mirada al sentir que desaparece una relación de poder.
2.- Pide apoyo si te sientes intimidada, confía siempre en tu intuición.
3.- Señala al acosador. Di en voz alta: “Esta persona me está acosando, tocando”.
4.- Camina con la barbilla hacia arriba y pecho abierto sin dejar de disfrutar la calle.
5.- Si ves que están acosando a alguien intervén, pregunta al acosador ¿qué hora tienes?, ¿qué estación sigue?, ¿me dejas pasar?
6.- Da apoyo en el momento. Pregunta a la persona acosada ¿te está molestando?, ¿estás bien?
7.- Utiliza frases o preguntas con humor para confrontar al acosador.
8.- Rompe la parálisis. Actúa, siempre actúa.
9.- Alza la voz. Está bien enojarte y gritar.
10.- En el transporte público, pide apoyo inmediato al chofer o policías que encuentres cercanos. Si te encuentras dentro de un vagón del metro, jala la palanca.
Existe además, la línea ¡Háblalo!: 01800 4225 256, donde se brinda asesoría legal y orientación psicológica gratuita las 24 horas, a las víctimas de acoso callejero.
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