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Parral, Chih.- Él mismo lo pensó cuando arribó al municipio para dar inicio formalmente a los eventos masivos del Festival Internacional Chihuahua 2018, “vi las nubes y dije nadie va a venir”. A escasos minutos de comenzar su concierto, pasadas las ocho de la noche, así parecía cuando al Foro Villista le faltaba poco más de la mitad para llenarse. Al final, casi a las once, el tenor Fernando de la Mora comprobó que pese a la lluvia, los habitantes de Parral y de la región, llenaron casi todas las butacas del lugar.

Media hora después de las ocho y tras ofrecer una rueda de prensa en la que dijo que la música de ópera nunca morirá, sólo requiere una mayor promoción, el tenor mexicano salió al escenario con un elegante frac negro y de la mano del pianista Gonzalo Romero y su quinteto musical, para entonar la famosa pieza de Luigi Denza “Funiculì, funiculà” con la que arrancó el primero de los aplausos, que se sucederían a lo largo de casi tres horas.

Y aun cuando hizo uso de los monitores para ver ocasionalmente la letra de las canciones, y la lluvia se hizo presente casi desde el primer acorde y en un momento dado, hubo que reacomodar a los músicos, la gente se le entregó sin reservas al ritmo de “Granada”, “Incertidumbre”, “Cien años” y otras canciones que transportaron muchos a una época de oro.


Pasadas las nueve se cambió de saco y arrancó aplausos, gritos y silbidos al aparecer ahora de blanco, y con temas como “Amor de mis amores”, “Quiéreme mucho”, “Cuando vuelva a tu lado” y otras más; para despedir al grupo cerca de las diez de la noche con la canción emblema de María Greever “Júrame”, y poner al púbico de pie, que estalló en jubilo al ver aparecer en escena a uno de los mariachis más importantes del mundo de la música mexicana, el Mariachi Gama Mil.

Vestido ahora de mariachi también, el artista de 60 años empezó la segunda parte del concierto con temas como “La feria de las flores”,  mientras el staff hacía milagros para sacar a escobazos el agua del escenario, y en mitad de las gradas el alcalde de Parral Alfredo Lozoya cantaba a todo pulmón, mientras gente de su equipo le había llegar, a él y a sus acompañantes, bebidas espirituosas en recipientes de litro con popote incluido.

Bajo los acordes de temas tan tradicionales como “El cascabel”, la gente olvidó el aguacero que caía, provocando algunas fallas técnicas sobre todo en la pantalla central y que el agua llegara a los instrumentos y el equipo, mientras en las gradas, cuya buena parte fue ocupada por jóvenes del  76º Batallón de Infantería, con sede en Hidalgo del Parral, la gente se movía o se apretujaba buscando guarecerse. 


Hacia el final de la velada llevó al público a un recorrido prácticamente por todo el país, con el Corrido de los estados, en el que incluyó Mi ciudad; Guadalajara; La Feria de San Marcos; Rosita Alvídrez; Camino de Guanajuato; Veracruz; Juan Colorado de Michoacán; Yo soy de San Luis Potosí; Qué chula es Puebla; El Corrido de Monterrey; El Sinaloense; para cerrar, desde luego, con El Corrido de Chihuahua.

Pero la gente quería más y más y tras despedirse una vez, De la Mora regresó al escenario para ofrecer otro popurrí, ahora uno de Corridos de caballos, para cerrar definitivamente con el “Ay, Chihuahua” de Norberto Rodríguez.

Llegando a las once de la noche y antes de cantar “México lindo y querido”, el tenor mandó un mensaje en clara referencia al nuevo gobierno que está por comenzar, al decir que “México va a cambiar, pero con lo único que se logrará un cambio sustancial es con la educación y la cultura”.

Para el final del concierto, la lluvia amainó y la gente pudo retirarse con tranquilidad del foro, donde la remodelación de hace apenas tres meses no fue suficiente para cubrir todas las carencias, como la falta de accesos adecuados para desalojar en caso de una emergencia.

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