A unos les fallaron las formas, a otros les ganó la inexperiencia, diputados de oposición tuvieron un desencuentro esta tarde durante la aprobación del presupuesto de Egresos para el ejercicio fiscal 2019, del Gobierno del Estado, que terminó con la toma de la tribuna por parte de algunos legisladores, y la aprobación entre gritos por parte de 22.
Tras varios intentos por no dejar que terminara su posicionamiento, el presidente del Congreso del Estado, el panista Jesús Villareal, no puedo impedir que el coordinador de Morena Miguel Ángel Colunga, siguiera en tribuna en el uso del micrófono, desde donde convocó a los demás legisladores de oposición, algunos, a tomarla para manifestar su rechazo a la aprobación de un dictamen que, argumentaron, nunca tuvieron a la mano.
Lo que provocó la manifestación fueron los diputados panistas sosteniendo un panfleto en el que se detallaban los rubros en los que el Gobierno de la República recortó recursos, destacando además que “Morena no baja la gasolina”.
Antes, en una larga sucesión de posicionamientos, legisladores hablaron a favor y en contra no tanto del dictamen como de la aprobación, y reprocharon entonces el recorte de la Federación para diversos rubros y el aumento a otros; así como el aumento salarial del gobernador del Estado Javier Corral y su Gabinete.
Al final, y tras imponer la votación del dictamen sin llamarse primero al orden, se registraron 22 votos a favor y cero en contra, porque los 11 legisladores que votaron la Ley de Ingresos del Estado en contra, no pudieron votar por hallarse en la tribuna, tomada con gritos y algo de tibieza, y sin matracas, como lo hizo en su momento el Partido Acción Nacional, cuando votó en contra de la reforma electoral en el 2015.
Así, luego de acusar a los gritos desde la tribuna, donde el micrófono nunca fue cerrado, de la falta de pericia para resolver el conflicto por parte del presidente Villareal, abandonaron la sesión sólo para toparse con que integrantes del cuerpo de seguridad no les permitían abandonar la Torre Legislativa, tal como lo anunciaron antes a todo aquel que lograba entrar al edificio, tras pasar los varios controles que se instalaron, como las vallas y la reja metálicas, que dejó prácticamente en un estado de secuestro a quienes se encontraban en su interior. Mientras, desde afuera se lanzaron gritos de rechazo, y también piedras y estiércol contra los vidrios de la entrada.
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