Chihuahua.- Maltrato por parte de las autoridades, “equivocaciones” en la identificación de restos humanos y la revictimización hacia las víctimas directas y sus familias, fue parte de lo que denunciaron esta tarde familiares de tres mujeres que fueron desaparecidas y encontradas asesinadas tiempo después, dentro del conversatorio “”Recorriendo caminos para llegar a la justicia”, organizado por la asociación civil Justicia para Nuestras Hijas que dirige Norma Ledezma Ortega.
En el segundo bloque del día titulado “El camino recorrido por las víctimas”, se contó con la participación de Hilda Medrano, madre de Diana Jazmín, desaparecida en mayo del 2003 y cuyo cuerpo fue localizado en septiembre del mismo año en Chihuahua; quien acusó que al acudir a denunciar su desaparición, la autoridad, aunque no dijo cuál, le dijo que tenía que esperar 72 horas para comenzar una búsqueda, y en esas horas “mi hija murió”.
Aseguró que la autoridad municipal, los policías preventivos, fue quien la ayudó, pero las ministeriales “nos empezaron a acosar, a decirnos cosas que no venían al caso, al grado incluso de acusar a su pequeña hermana que al día de hoy, a los 30 años, aún tiene secuelas. Además la sociedad civil nos agredió porque nos dijeron que ya no teníamos una familia y hoy al volver a alzar la voz vuelvo a ser agredida, tachada de loca por pedir justicia, y yo les pido a las autoridades presentes en el evento les pido que no les tiemble la mano ni el cuerpo para hacer justicia”.
La autoridad no está preparada para investigar este tipo de homicidios “no les llamo feminicidio porque son palabras demasiado lujosas, son asesinatos de mujeres, y les pido a las autoridades que se pongan la camiseta y no estén ahí nada más por un sueldo o una comodidad y que ejerzan el puesto al que nadie les obligó estar”.
Aun sin poder contar cómo ocurrieron los hechos, la joven de Delicias Karen Montes habló sobre el caso de su hermana Salma Yahaira, desaparecida en mayo del 2019 y localizada una semana después desmembrada en un arroyo de Delicias, y en cuyo caso el juez Alejandro Carrasco Borunda dejó libre al principal sospechoso, el novio de Salma, porque dijo que no se acreditaba la acusación al hombre por desaparición forzada, sentencia que aseguró, no fue impugnada por la defensa de la familia.
En representación del que se conoció como el “caso Durango” del asesinato de la joven Lizbeth Avilés García, quien desapareció en abril del 2009 y supuestamente sus restos fueron localizados en el 2012, en el arroyo del Navajo, habló la señora Dora Avilés, hermana de la joven, dijo que murió a escasas semanas de haber llegado a Ciudad Juárez y a los 16 años.
Con visible emoción y enojo, Dora dijo que tres años después de la desaparición les dijeron que los restos de su hermana fueron encontrados en 2012, y pero “dos años después nos dicen que esos huesos no eran de mi hermana, sino que fue una equivocación sin que nos dijeran de quién, lo que al final no importa, porque se enterró dos veces a mi hermana, en 2012 y en 2014, pero ¿quién nos puede asegurar que en algunos años no nos van a decir que hubo otra equivocación?”, cuestionó.
Las tres mujeres dijeron que a las autoridades solo les pedían que pidieran perdón por su conducta omisa y negligente, porque no hicieron una investigación puntual "para que ninguna mujer más pida justicia por sus familiares, porque la justicia es un derecho".
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