Por Katya Galán.- 7 de abril de 2021. Día elegido por el Presidente de la República para exponer toda la infamia y la ignominia de un régimen absolutista, represor, manipulador y violento que pasaba por encima de los derechos más elementales de las y los ciudadanos. Utilizando un video de menos de 6 minutos de duración, AMLO nos recordó la ruina en que convirtieron a México. Se trata de un fragmento del montaje producido por el comunicador Carlos Loret de Mola en 2005 cuando era presentador de noticas de la empresa Televisa, en contra de la ciudadana francesa Florence Cassez y del mexicano Israel Vallarta en el que ambos fueron presentados ante la opinión pública como secuestradores por juicio sumario a cargo de Pablo Reinah, reportero en la escena. Video que incluye la tortura contra Vallarta ejecutada por Luis Cárdenas Palomino quien entonces era Director de Seguridad Regional de la Policía Federal. Fue mediante esa tortura televisada que consiguieron, en el momento, la aceptación de la culpa por el supuesto secuestrador. El caso provocó un conflicto diplomático entre México y Francia y Vallarta aún sigue preso sin que se le haya dictado sentencia. Como argumentos de defensa, Loret alega que han pasado ya 16 años, que pidió perdón y que “no se dio cuenta”.
Según la RAE, el significado de la palabra “perdón” es “remisión de la pena merecida, de la ofensa recibida o de alguna deuda u obligación pendiente”. Las cargas psicológicas, emocionales, sociales y materiales que lleva esta definición pueden ir desde lo ligero, como en el caso de olvidar una fecha importante, hasta lo brutal, como lo que pretende Carlos Loret de Mola al afirmar que ya “pidió perdón” por hechos que, según él, ya no deberían tener importancia puesto que sucedieron hace 16 años.
Lo que pide entonces Loret es la remisión de sus ofensas, la renuncia a la restitución del daño que ha causado. Daño que se ha materializado y se puede cuantificar en hechos objetivos que afectan, de manera grave, vidas de seres humanos: pasar 7 o 16 años encarcelada(o) y seguir preso sin una sentencia; los años perdidos de personas jóvenes que no pudieron disfrutar de su familia, hacer una carrera laboral, pasearse, comer donde se les antojara; carencias económicas de familias de clase media que pueden haber dejado la mayoría de sus recursos en abogados y en solventar las necesidades que tienen las personas en reclusión; afectaciones psicológicas; enfermedades… y todo lo que solo ellas y ellos saben. Mientras que Loret, tranquilamente ha bebido, comido, viajado, amado y visto crecer a sus hijos en la abundancia, en parte, por el cobro de sus acciones deshonrosas.
Y esas solo son las implicaciones en las vidas de particulares porque, al igual que con las acciones de Víctor Trujillo, las acciones de Loret tuvieron influencia en la cultura. Abonó a la descomposición social en su continua apología de la violencia implícita y explícita. Sin mencionar que fomentó las prácticas del periodismo a la venta para el mejor postor. Daños sociales incuantificables.
A Loret de Mola lo defienden quienes en el pasado ejercieron el poder político haciéndose con ello de poder económico, que son las dos vías para comprar las consciencias y opiniones a la venta. El comunicador, quien jamás ha hecho periodismo y así lo testifican varios de sus antiguos colaboradores, resulta el retrato vivo de lo más nefasto de la cultura del juniorsismo que jamás enfrenta consecuencias ni se hace responsable de sus acciones perniciosas. También representa la corrupción de los regimenes neoliberales. Aprendió muy bien a ser la mano que operaba la administración del miedo y el terrorismo televisado para mantener el control social. El uso de la violencia simbólica para mantener el statu quo. Transmitir en vivo y en cadena nacional la tortura de un hombre fue el fondo de su miseria.
La exhibición que hizo el presidente del modo de operar que tenían y aún tienen muchos medios de comunicación, fue pertinente puesto que abona al ejercicio del derecho a la información veraz que tenemos todas y todos los ciudadanos mexicanos. Derecho violentado, como muchos otros, una y otra vez desde las instituciones de Estado que, a través de empresas como Televisa, controlaban y fabricaban sin un ápice de ética, la información que les resultaba conveniente a sus intereses de grupo. Empresas que, luego de utilizar a los comunicadores, se deshicieron de ellos cuando ya no alcanzaban los números esperados de audiencias. Como sucedió en el caso de Loret de Mola y muchos otros.
Pero con la salida de Loret de Televisa, el medio que por décadas marcó el tema y el tono de la agenda pública, no acaba la cadena de complicidades del negocio de la manipulación de información y el uso de la violencia mediática para imponer ideas y puntos de vista, pues no se limita a los constructores y beneficiarios del régimen neoliberal. Por el contrario, continúa y se expande con personajes como José Manuel “Chumel” Torres, Pedro Ferriz Híjar y muchos otros comunicadores y tuiteros que, a base de bots -otro jugoso negocio de la manipulación mediática-, crean la percepción de tener muchos seguidores y comentarios para, empoderados con esa supuesta influencia y aprobación de un público fantasma, acostumbran a publicar textos con posturas agresivas, antisociales y discriminatorias -principalmente en Twitter- y luego lanzar ataques masivos con bots que insultan e intentan amedrentar a quien los cuestione o aclare lo que dicen.
La violencia no es una estrategia nueva en política. Del mismo modo que antes lanzaban a las policías y fuerzas armadas contra la población con el pretexto de la seguridad; creaban campañas de terror utilizando a la prensa, la televisión y la radio, y escasez de productos básicos para especular con los precios o fomentaban el enfrentamiento y la división entre grupos sociales a través de la institucionalización de la discriminación, ahora utilizan las redes sociales para amedrentar, reducir el debate público a expresiones prosaicas y crear la percepción de que en el país reina el caos. Ejecutando terrorismo cibernético para sustituir el terrorismo televisado con el que lograron, por décadas, conservar el poder que ahora intentan recuperar utilizando las mismas estrategias adaptadas a las nuevas tecnologías. Actividad con la que se ha enriquecido Loret de Mola disfrazándola de periodismo y opinión.
No, Loret, ni perdón ni olvido al grave daño social y personal que a muchos has causado. Ni perdón ni olvido por haber involucrado al país en un conflicto diplomático con Francia; por el fomento de la violencia que aún hoy sigues ejerciendo; por tu contribución a la descomposición del tejido social ni por el encubrimiento que hiciste de delincuentes de alto perfil quienes erosionaron la paz, la seguridad y el desarrollo de los mexicanos. Ni perdón ni olvido, aunque hayan pasado 16 o 100 años. No, porque no existe, hasta ahora, restitución del daño y tienes una deuda muy grande con México y en concreto con las familias Cassez y Vallarta.
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