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Guanajuato, Gto.- El coordinador de Tejiendo Redes por la Infancia en América Latina y el Caribe, Juan Martín Pérez García, señaló que el verdadero problema con los libros de texto gratuitos es la opacidad con la que se elaboraron, ya que se volvió a romper con el sistema educativo sin un orden específico.

Respecto al contenido, descartó completamente que se haya detectado una doctrina comunista, pues más allá de errores y omisiones, se trata de una manifestación de las deficiencias de origen en el desarrollo de los materiales.

“Ellos hablaron de una convocatoria amplia a maestros jubilados y nunca hubo transparencia de ese proceso. Por lo cual, lo que tenemos como resultado, hay una legitimidad de cuestionarlo porque no se hizo en los canales institucionales, no se ha hecho en un estándar profesional y de calidad”.

Dijo que sobre todo, incluso considerando que pudieron haber participado muchas personas expertas, sin quitarle mérito a maestros jubilados o maestras jubiladas, cualquier proceso que no es transparente viola la ley general de educación y por supuesto, el sentido común.

“(Son) libros que vuelven a repetir el esquema de nula transparencia, están circulando unas versiones ahora por ahí en digital, que tenemos que confiar que son filtradas por alguien de la Secretaría de Educación Pública que está incómoda o incómodo con por el tema, pero no tenemos la garantía de que sean oficiales”.

En cuanto al contenido de los materiales, advirtió que siguen repitiendo el mismo esquema de las administraciones de Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, que es que cada uno reinventa su noción de escuela.

“También lo hizo Andrés Manuel. La reforma educativa que se había hecho con Peña Nieto la revientan, la cambian y ahora hacen otra. La de Peña Nieto fue la escuela en el centro y llega Andrés Manuel en 2019 a hacer la reforma otra vez constitucional y reforma a la ley general para decir que ahora los maestros son el centro”.

Expuso que si las 30 millones de infancias no están en el centro, no son la prioridad. Cualquier cosa que se haga en el sistema educativo está garantizado el fracaso.

Por lo anterior, precisó que se pierde una continuidad curricular porque no evaluamos el resultado anterior y se están tomando decisiones, más allá de errores, omisiones, valoraciones políticas, o la insistencia de usar palabras como bienestar, transformación y 80 veces el nombre del presidente.

“Todas y todos compartimos la noción de que los niños y niñas aprendan por proyectos que no repitan, que no memoricen. Eso lo hemos dicho hasta el cansancio. Hay toda la evidencia de que la neurociencia se requiere en la transformación del sistema educativo, basado en un pensamiento crítico”.

Expuso que el libro de texto va a terminar siendo algo totalmente intrascendente para niños, niños y adolescentes.

“Los resultados que ya sabemos que vamos a tener es la pérdida de la calidad educativa. Por supuesto que eso no es un tema tampoco de opinión. Hay indicadores de calidad que se anularon recordadas al eliminar al Instituto Nacional de Evaluación Educativa, pero los indicadores están ahí”.

Advirtió que los libros de texto son solo la manifestación de un claro intento de desmantelar el sistema educativo como lo conocemos hasta ahora, con una falsa ilusión de hacerlo en una dinámica progresista, pero descartó que sea comunista.

“No lo es de ninguna manera. O sea, solo habría que buscar y se está disponible los libros de Cuba o los libros de la Rusia de los años 80. Y esto no tiene nada que ver. Es más, ni siquiera con el intento que hizo Lázaro Cárdenas en los años 30 de aprovechar temas de la educación socialista”.

Por ello, sentenció que la clave es que se trata de una manifestación de todo el desmantelamiento que se está teniendo del sistema educativo sin ningún tipo de evidencia, sin una propuesta ordenada, articulada, orgánica, con lógica y sobre todo sin los dos actores claros de la comunidad educativa: las y los maestros.

Por Alfonsina Ávila. Zona Franca

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