Por Aída María Holguín Baeza.- Concretamente, “información” es comunicar o adquirir conocimientos que permiten ampliar o precisar los que se poseen sobre una materia determinada; es decir, es el conjunto de conocimientos que sirven para aumentar los conocimientos sobre determinado tema.
Y en tiempos de internet, lo bueno es que, como bien lo dijo Vinton Cerf, nunca jamás en la historia de la humanidad hemos tenido acceso a tanta información con tanta rapidez y facilidad. Pero lo malo es que, tal como lo precisa Scott Pelley, nunca antes en la historia de la humanidad había habido tanta mala información a disposición de tanta gente.
Con ese contexto se entiende por qué ONU advierte que, si bien las plataformas digitales han aportado muchos beneficios, éstas se están utilizando indebidamente para subvertir la ciencia y difundir desinformación y odio a miles de millones de personas, alimentando conflictos, amenazando la democracia y los derechos humanos, y socavando la salud pública y la acción climática.
De ahí la importancia de garantizar la integridad de la información en las plataformas digitales; es decir, de asegurar, en la mayor medida posible, que las informaciones que circulan por la Red conserven su valor informativo a lo largo del tiempo.
Eso, en el entendido de que la integridad de la información abarca diversas áreas e implica mantener su exactitud, su pertinencia, su precisión, su completitud, su coherencia, su fiabilidad y, por supuesto, su metainformación a lo largo de todo su ciclo de vida.
El caso es que, por eso y muchas cosas más, grata fue mi sorpresa cuando me enteré de que las Naciones Unidas están desarrollando un código de conducta para la integridad de la información en las plataformas digitales.
Una iniciativa cuyo objetivo es proporcionar una respuesta global concertada a las amenazas de información, orientando Estados miembros de la ONU, las plataformas digitales y otros grupos en sus esfuerzos para hacer que el espacio digital sea más inclusivo y seguro para todos, defendiendo, por supuesto, el derecho a la libertad de opinión y de expresión y el derecho de acceso a la información.
Se trata pues de desarrollar, de manera proactiva, colaborativa y consciente, un código de conducta que permita garantizar la integridad de la información, en el entendido de que la manipulación, alteración y/u omisión de la información puede llegar a tener un gran y grave impacto en la sociedad. De ahí que, como parte del proceso de consulta de la ONU sobre el código de conducta, exhorta a las personas, grupos y organizaciones a proporcionar comentarios y sugerencias a través de un formulario en línea.
Claro que no basta con que se concrete un buen código de conducta, sino que será necesario que éste se aplique y se respete sistemática y permanentemente (no como algo opcional).
A modo de resumen explicativo, concluyo citando lo dicho por el empresario, escritor y conferencista estadounidense, Seth Godin: Si vivimos en un mundo donde la información impulsa lo que hacemos, la información que obtenemos se convierte en lo más importante.
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