Por Ana Lilia Dueñas.- El miedo es esa emoción universal que nos hace sudar en situaciones insólitas, como cuando estamos viendo una película de terror a las tres de la mañana, solos en casa. Pero, ¿por qué los ateos y escépticos disfrutan de asustarse tanto? Vamos a desentrañar el misterio de este fenómeno aterrador.
Cuando una escena de terror se apodera de la pantalla, nuestro cerebro no se pone a pensar: "Eso no puede pasar, soy un ateo informado". En cambio, activa la respuesta de lucha o huida, y de repente tu corazón late más rápido que un tambor en un concierto de rock. Adrenalina por aquí, cortisol por allá; es como una fiesta química en tu cuerpo. Así que, aunque sepas que los fantasmas son pura ficción, tu cuerpo no recibe el memo y se prepara para correr… o gritar.
Suspensión de la Incredulidad: ¡Déjame Creer!
¿Alguna vez te has encontrado viendo un thriller donde la protagonista entra en una casa oscura sin encender la luz? Ahí es donde entra el concepto de "suspensión de la incredulidad". Aceptamos lo absurdo porque queremos sumergirnos en la historia. No importa si eres escéptico; cuando la película comienza, dejas de lado tu racionalidad y te lanzas al abismo del miedo. Es como decirle a tu cerebro: "Olvídate de las normas, ¡vamos a disfrutar del susto!"
La Función Social del Miedo: ¡Sustos Colectivos!
No hay nada como gritar juntos para unir lazos. Ir al cine con amigos y ver una película de terror es casi como un ritual social. La risa y los gritos compartidos pueden crear un sentido de comunidad más fuerte que cualquier club de lectura. El miedo, en este caso, se convierte en un pegamento social que, irónicamente, nos acerca más que cualquier charla filosófica sobre la existencia de Dios.
Curiosidad y el Desconocido: ¡Exploradores del Terror!
Los humanos tenemos un hambre insaciable por lo desconocido. Las historias de terror nos permiten explorar esos rincones oscuros de nuestra mente sin los peligros del mundo real. Para los escépticos, cada susto es una oportunidad de analizar sus propios miedos y dudas. Es como un viaje de autoconocimiento, solo que, en lugar de meditar, estás gritando por tu vida mientras un monstruo salta de la nada.
Conexión Emocional: ¡Empatiza con el Miedo!
Los personajes de terror son como nosotros, pero con más problemas y menos suerte. Cuando vemos a alguien en una situación extrema, tendemos a identificarnos con su miedo. Esta conexión emocional hace que el terror sea aún más intenso. Así que, aunque no creas en fantasmas, tu corazón se siente identificado con la pobre alma que acaba de abrir una puerta que definitivamente no debería haber abierto.
El Miedo es Humano
En resumen, el miedo en el cine y la literatura trasciende creencias. Los mecanismos biológicos, la dinámica social, la curiosidad innata y la conexión emocional nos llevan a disfrutar del terror, sin importar nuestra visión del mundo. Al final del día, el miedo es una parte integral de la experiencia humana, una forma de explorar lo que nos inquieta y, quizás, reírnos un poco de ello mientras lo hacemos. Porque, ¿quién necesita fantasmas cuando tienes amigos y un buen susto en la pantalla?
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