Ciudad de México.- El incendio en la estancia migratoria de Ciudad Juárez, el 27 de marzo de 2023, no sólo trajo impactos físicos, neurológicos y psicológicos irreversibles para las familias de los 40 migrantes fallecidos y las 42 personas sobrevivientes (15 mujeres y 27 hombres), también ha tenido impactos en las mujeres de su entorno: madres, parejas, hijas, hermanas, como se describe en el documento “Los impactos en las mujeres vinculadas a los migrantes fallecidos y sobrevivientes del incendio en la estancia migratoria de Ciudad Juárez”.
Estas mujeres poseen puntos de vista distintos y únicos que pueden conducir a una comprensión más completa de lo sucedido, pues revelan dimensiones del incendio que de otro modo permanecerían ocultas. Muchas de ellas dependían económicamente de los hombres afectados por el incendio; ahora, la mayoría se han convertido en cuidadoras de sus esposos, hijas, hijos, sobrinas y nietas, a la vez que deben sostener económicamente a sus familias.
El incendio trajo pérdidas para estas mujeres, no solo de sus compañeros de vida, hermanos o hijos, sino económicos, de salud, de empleo y de estabilidad. Muchas han asumido el rol de proveedoras y cuidadoras desde su país de origen o destino.
Su situación económica ha sido severamente afectada debido a la pérdida de los sustentos familiares o la dificultad de conseguir un empleo estable, exacerbada por la imposibilidad de conciliar el trabajo y las labores de cuidado no remuneradas. Emocionalmente, las secuelas del incendio han sido devastadoras y persistentes, y se manifiestan en sentimientos de desesperación, trauma y desesperanza. Muchas han experimentado cambios profundos en su estabilidad emocional y mental. La falta de acceso a una adecuada asistencia psicológica empeora la situación y dificulta su recuperación. Físicamente, experimentan los efectos del estrés y la presión emocional, sufren de insomnio, dolores de cabeza y otros síntomas vinculados. A pesar de estos desafíos, las mujeres muestran una gran resiliencia. No obstante, destaca su capacidad para adaptarse, buscar nuevas formas de sustento y apoyarse mutuamente en sus familias.
Sus testimonios proporcionan una visión íntima y detallada de las consecuencias humanas y emocionales que no pueden ser captadas por otras documentaciones del caso y los hechos. Revelan la magnitud del impacto y sus múltiples dimensiones. Es crucial reconocerlas como víctimas indirectas para que tengan derecho a una reparación integral, la cual debe incluir los medios para poder acceder a atención psicológica y apoyo económico que les permita continuar con sus proyectos de vida de forma sostenible.
Dos años después del incendio, las víctimas siguen esperando justicia y reparación integra del daño. Mientras que las mujeres cuidadoras buscan reconstruir sus vidas ante su nuevo rol frente a la tragedia.
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