CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Un grupo de científicos dirigido por la Universidad de Cambridge detectó señales químicas en la atmósfera de un exoplaneta ubicado a 120 años luz de la Tierra que podrían estar asociadas a actividad biológica. Se trata de K2-18b, un planeta que orbita una estrella en la constelación de Leo y cuya atmósfera contiene compuestos vinculados a organismos vivos en la Tierra.
Los compuestos detectados son dimetil sulfuro (DMS) y dimetil disulfuro (DMDS), dos moléculas que en el planeta Tierra se generan principalmente por la actividad de microorganismos marinos como el fitoplancton. El hallazgo fue reportado en la revista científica The Astrophysical Journal Letters.
Análisis con nueva tecnología
El equipo utilizó datos del telescopio espacial James Webb (JWST) para detectar los compuestos durante el tránsito del planeta frente a su estrella. En ese proceso, una fracción de la luz estelar pasa a través de la atmósfera del exoplaneta, dejando una huella espectral que permite identificar los gases presentes.
La primera señal fue registrada con los instrumentos NIRISS y NIRSpec del JWST, en el rango de luz infrarroja cercana. Una segunda observación independiente, realizada con el instrumento MIRI, en el rango de luz infrarroja media, confirmó la presencia de las moléculas, según explicó el profesor Nikku Madhusudhan, autor principal del estudio.
“Esta es una línea de evidencia independiente, con un instrumento y una longitud de onda distintos a los usados previamente”, señaló Madhusudhan. “La señal se presentó de forma clara”.
Condiciones en K2-18b
K2-18b es un exoplaneta clasificado como mundo Hycean, es decir, un tipo de planeta con posible presencia de océanos y una atmósfera rica en hidrógeno. Tiene un tamaño 2.6 veces mayor que la Tierra y una masa 8.6 veces superior. Orbita en la llamada zona habitable, a una distancia que permite condiciones similares a las de la Tierra, aunque su año dura solo 33 días.
Estudios anteriores ya habían detectado metano y dióxido de carbono en su atmósfera, lo cual indicaba la posible existencia de moléculas basadas en carbono. La nueva detección añade DMS y DMDS, con concentraciones estimadas en más de 10 partes por millón, miles de veces superiores a las que se encuentran en la Tierra.
Agencias
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